El Gobierno dice muchas veces que “no van a dejar a nadie atrás”.
Posiblemente ese sea su deseo pero no lo están consiguiendo.
Lo positivo es que si se puede conseguir, por ejemplo, con medidas como un Ingreso Mínimo Vital que ya ha sufrido algunos cambios en sus requisitos y que aún debe de ser mejorado mucho más.
Pero hay que tener una cosa muy clara: Con 3.000 o 3.500 millones es imposible ni siquiera llegar a 850.000 hogares (salvo que se haga la artimaña legal de incluir como beneficiarios miles de hogares que reciben cantidades irrisorias: 14 euros, 20, 30, 50, 160 … ).
Con solo 3.000 millones de presupuesto ni el Ministro Escrivá, ni yo, ni San Pedro sería capaz de dar un ingreso digno y suficiente a 850.000 hogares (basta hacer números para darse cuenta de ello).
Llegados al punto actual de disponer de solo 3.000 millones (habrá que agradecerlo a la racanería de la ministra Calviño) no quedaba más opción que sacar adelante un Ingreso Mínimo Vital con muchos requisitos (cada requisito va eliminando posibles beneficiarios) y no dar facilidades a quienes lo solicitan.
Si realmente se quisiera ayudar a “los nadie”, a esas personas que más necesitan el IMV se hubiesen puesto menos requisitos y además se les habría dado facilidades o un plazo para poderlos cumplir, como por ejemplo han hecho ahora quitando el requisito de estar apuntados al SEPE y darles un plazo de 6 meses para hacerlo.
Algo así se debería hacer con las personas que posiblemente sean las que más necesitan el Ingreso Mínimo Vital: Las personas sin techo.
Se les debería dar un plazo para que, por ejemplo, en 6 meses, justificasen un empadronamiento y el pago de un sitio donde vivir o al menos dormir (con 461 euros es casi imposible alquilar una habitación y tener para comer y los gastos básicos).
En relación con el punto anterior se debería de dar más facilidades a las personas que alquilen habitaciones o que comparten piso por la falta de recursos económicos (en esos casos no seria muy complicado regular que, si son varias personas las que conviven en el hogar y solicitan el Ingreso Mínimo Vital, percibiesen un importe ligeramente inferior al que perciben las personas que viven solas).
También se puede dar solución a las personas, e incluso familias, que no tengan otra alternativa que vivir acogidos por sus padres u otros familiares por la falta de recursos económicos.
La solución para estas situaciones también pasaría por concederles el IMV que corresponda a su unidad de convivencia y darles un plazo de 6 meses para que empiecen o vuelvan a vivir de forma independiente (para lograrlo más fácilmente sería muy importante que hubiese en el estado español un gran parque de vivienda de protección oficial y sobretodo de alquileres sociales).
Tampoco se puede dejar atrás a aquellas personas y familias que son “culpables” de haber trabajado o tenido ingresos en 2019.
Salvo que esos ingresos del año anterior hayan sido muy elevados, únicamente se deberían de tener en cuenta los ingresos de los últimos tres o seis meses.
Todo esto se puede hacer con buena voluntad pero sobretodo se necesita mucho más presupuesto, para que se puedan eliminar y suavizar requisitos y se llegue a más beneficiarios, a más “nadies” e impedir que se queden atrás.
Y a los hogares que sigan sin derecho al Ingreso Mínimo Vital por no cumplir algunos requisitos, no se les puede abandonar a su suerte. Hay que darles una alternativa: Un Plan Estatal de Empleo y Actividad para asegurarles un mínimo de ingresos.
Lo positivo es que, si se quiere, SI SE PUEDE, no es algo utópico o imposible.
Joaquín García Martín
Presidente Asociación Víctimas del Paro.