Este artículo de Juan Pedro Posani está publicado en ENcontrARTE
16, así como la Entrevista de Ammy Goodman a John Perkins, un
profesional bien pagado de la banca internacional que, según
afirma, ayudó a EEUU a timar a países pobres.
Un hit man es un personaje nacido de la larga historia de la
mafia. Es el hombre, oscuro, anónimo y sin escrúpulos, ciegamente
plegado a las órdenes del boss. El que se encarga de golpear a quien
se resista a aceptar el chantaje mafioso hasta doblegar conciencias y
voluntades.
mafia. Es el hombre, oscuro, anónimo y sin escrúpulos, ciegamente
plegado a las órdenes del boss. El que se encarga de golpear a quien
se resista a aceptar el chantaje mafioso hasta doblegar conciencias y
voluntades.
El economic hit man es el profesional muy bien pagado, que se
dedica a estafar a los países pobres alrededor del globo
“convenciendo” a sus gobiernos para que asuman deudas por
millones y millones dólares, que luego difícilmente podrán ser
pagadas. Sus instrumentos incluyen reportes financieros
fraudulentos, elecciones amañadas, corrupción, extorsiones, sexo y
crimen. El resultado globalizador es que esos países quedan
atrapados en las redes del imperio, obligados a aceptar los designios
políticos de su gran aparato económico.
dedica a estafar a los países pobres alrededor del globo
“convenciendo” a sus gobiernos para que asuman deudas por
millones y millones dólares, que luego difícilmente podrán ser
pagadas. Sus instrumentos incluyen reportes financieros
fraudulentos, elecciones amañadas, corrupción, extorsiones, sexo y
crimen. El resultado globalizador es que esos países quedan
atrapados en las redes del imperio, obligados a aceptar los designios
políticos de su gran aparato económico.
La extraordinaria importancia del libro “Confessions of an
economic hit man” estriba en que su autor, John Perkins, luego de
una vida dedicada a ese trabajo, decide que su decálogo moral le
impide seguir ocultando la inmundicia con que ha jalonado su vida,
y se resuelve, en una de esas típicas crisis éticas del mundo
cristiano sajón, a salir a la calle desnudo y a confesar a los cuatro
vientos sus pecados, convirtiendo de paso su libro en un best-seller.
Pero comencemos por el principio.
economic hit man” estriba en que su autor, John Perkins, luego de
una vida dedicada a ese trabajo, decide que su decálogo moral le
impide seguir ocultando la inmundicia con que ha jalonado su vida,
y se resuelve, en una de esas típicas crisis éticas del mundo
cristiano sajón, a salir a la calle desnudo y a confesar a los cuatro
vientos sus pecados, convirtiendo de paso su libro en un best-seller.
Pero comencemos por el principio.
No hay duda de que John Perkins es un individuo real, de carne y
huesos, bien formado académicamente, con una buena cantidad de
informes, artículos de econometría y libros de divulgación,
publicados a lo largo de las últimas tres décadas. Su exitosa
ubicación dentro de MAIN, una gran empresa de ingeniería de peso
y alcance internacionales, así como su intervención personal en un
sinnúmero de países del tercer mundo, constan en un record
respetable de actuación económica.
huesos, bien formado académicamente, con una buena cantidad de
informes, artículos de econometría y libros de divulgación,
publicados a lo largo de las últimas tres décadas. Su exitosa
ubicación dentro de MAIN, una gran empresa de ingeniería de peso
y alcance internacionales, así como su intervención personal en un
sinnúmero de países del tercer mundo, constan en un record
respetable de actuación económica.
Así que no parece que debamos tener dudas acerca de la verdad
de lo que se describe en el libro: el personaje es verdadero, su
recorrido por el submundo de los economic hit men es comprobable,
las situaciones económico-políticas en que se vio envuelto y los
contactos personales que refiere corresponden a realidades
fácilmente verificables. Lo que se menciona de Venezuela, por
ejemplo, en un capítulo a ella especialmente dedicado, es certero y
corresponde a una visión de las cosas recientes, mesurada y
políticamente progresista. Total, podemos aceptar sus confesiones
con un alto grado de confianza de que no se nos está dando gato por
liebre o de que no se trata de otro “Código Da Vinci”.
de lo que se describe en el libro: el personaje es verdadero, su
recorrido por el submundo de los economic hit men es comprobable,
las situaciones económico-políticas en que se vio envuelto y los
contactos personales que refiere corresponden a realidades
fácilmente verificables. Lo que se menciona de Venezuela, por
ejemplo, en un capítulo a ella especialmente dedicado, es certero y
corresponde a una visión de las cosas recientes, mesurada y
políticamente progresista. Total, podemos aceptar sus confesiones
con un alto grado de confianza de que no se nos está dando gato por
liebre o de que no se trata de otro “Código Da Vinci”.
Dicho esto conviene pasar al sentido y contenido del libro. De lo
que en él se revela se desprende su contundente interés actual. Es
verdad que el lector, de izquierda y políticamente informado,
podría fácilmente concluir ¡pero si eso es lo que siempre hemos
sospechado! y tendría toda la razón. Pero una cosa es el
convencimiento general que el imperio ha jugado como ha querido
con el mundo al cual pertenecemos, que ha usado todos los
instrumentos posibles para mantenernos explotados y atados a sus
intereses, y otra cosa es comprobar, precisamente a través de las
confesiones de uno de sus instrumentos clave, en lo que podríamos
llamar la microrealidad abrupta y directa, de cómo el imperio y sus
organizaciones desde hace años se han dedicado específicamente a
entrenar a un equipo altamente especializado en amarrar y destruir
nuestras economías, manteniéndolas en una descomunal
dependencia mediante el recurso de las deudas impagables.
que en él se revela se desprende su contundente interés actual. Es
verdad que el lector, de izquierda y políticamente informado,
podría fácilmente concluir ¡pero si eso es lo que siempre hemos
sospechado! y tendría toda la razón. Pero una cosa es el
convencimiento general que el imperio ha jugado como ha querido
con el mundo al cual pertenecemos, que ha usado todos los
instrumentos posibles para mantenernos explotados y atados a sus
intereses, y otra cosa es comprobar, precisamente a través de las
confesiones de uno de sus instrumentos clave, en lo que podríamos
llamar la microrealidad abrupta y directa, de cómo el imperio y sus
organizaciones desde hace años se han dedicado específicamente a
entrenar a un equipo altamente especializado en amarrar y destruir
nuestras economías, manteniéndolas en una descomunal
dependencia mediante el recurso de las deudas impagables.
La descripción que Perkins hace de cómo todo ello se hizo y se
hace en el más absoluto secreto, con la más cínica resolución y las
más coherente planificación, de arriba hasta abajo, empleando todos
los halagos, los cohechos, los sobornos, las mentiras, los engaños y
los chantajes, y a la vez aprovechándose de todas las debilidades de
la panoplia que las miserias humanas han acumulado por lo menos
en los últimos veinte siglos. Un aparato secreto, perfectamente
coordinado, que obedece a una política monstruosamente real de
dominación, adquiere en el libro el perfil, el detalle de lo cotidiano.
Se nos entrega sin ocultamientos el recuento de cómo día a día una
maquinaria perfectamente sincronizada somete a los países más
pobres de la periferia del imperio a una sujeción sin perdón. Porque
las deudas impagables condicionan de manera artera, además del
retorno jugoso de los intereses, el voto, por ejemplo en la ONU, el
apoyo a las aventuras bélicas, el silencio frente a los atropellos
internacionales y pare ud. de contar. Una red de complicidades, con
consentimiento o si ello, va envolviendo relaciones internacionales
cada vez más asimétricas, envenena las decisiones de los pequeños
países, los somete a lo que decida el Bush, el Rumsfeld o el
Wolkowitz de turno.
hace en el más absoluto secreto, con la más cínica resolución y las
más coherente planificación, de arriba hasta abajo, empleando todos
los halagos, los cohechos, los sobornos, las mentiras, los engaños y
los chantajes, y a la vez aprovechándose de todas las debilidades de
la panoplia que las miserias humanas han acumulado por lo menos
en los últimos veinte siglos. Un aparato secreto, perfectamente
coordinado, que obedece a una política monstruosamente real de
dominación, adquiere en el libro el perfil, el detalle de lo cotidiano.
Se nos entrega sin ocultamientos el recuento de cómo día a día una
maquinaria perfectamente sincronizada somete a los países más
pobres de la periferia del imperio a una sujeción sin perdón. Porque
las deudas impagables condicionan de manera artera, además del
retorno jugoso de los intereses, el voto, por ejemplo en la ONU, el
apoyo a las aventuras bélicas, el silencio frente a los atropellos
internacionales y pare ud. de contar. Una red de complicidades, con
consentimiento o si ello, va envolviendo relaciones internacionales
cada vez más asimétricas, envenena las decisiones de los pequeños
países, los somete a lo que decida el Bush, el Rumsfeld o el
Wolkowitz de turno.
De una contundencia inquietante es la descripción que hace
Perkins, de la jerarquización, el tipo de “escalation”, de la política
estadounidense en lo que se refiere a las relaciones con los países
periféricos. Se distinguen tres niveles de acción. Luego de los
fracasos de Corea y Vietnam, el imperio aprendió que más vale
emplear tácticas más sutiles. Es por ello que primero viene el
empleo de los economic hit men, (ejemplo: Arabia Saudita).
Perkins, de la jerarquización, el tipo de “escalation”, de la política
estadounidense en lo que se refiere a las relaciones con los países
periféricos. Se distinguen tres niveles de acción. Luego de los
fracasos de Corea y Vietnam, el imperio aprendió que más vale
emplear tácticas más sutiles. Es por ello que primero viene el
empleo de los economic hit men, (ejemplo: Arabia Saudita).
Si no hay resultados concretos o hay fuerte oposición, intervienen
entonces los otros hit men, los que están siempre listos y dispuestos
con sus rifles telescópicos o sus bombas y sus venenos. Perkins los
califica acertadamente como los “chacales de la CIA”, (ejemplo:
Torrijos).
entonces los otros hit men, los que están siempre listos y dispuestos
con sus rifles telescópicos o sus bombas y sus venenos. Perkins los
califica acertadamente como los “chacales de la CIA”, (ejemplo:
Torrijos).
En el caso de que este segundo nivel de violencia no surta el
efecto deseado, entra en juego entonces, en la tercera línea de
ataque, el inmenso aparato destructor: con tanques, portaviones y
bombas nucleares si fuese necesario, cualquier país del mundo
puede ser intervenido por el poder militar gringo, (ejemplo: Irak).
efecto deseado, entra en juego entonces, en la tercera línea de
ataque, el inmenso aparato destructor: con tanques, portaviones y
bombas nucleares si fuese necesario, cualquier país del mundo
puede ser intervenido por el poder militar gringo, (ejemplo: Irak).
El gran mérito del libro es el de destapar las cartas y colocarlas
sobre la mesa (y quien las destapa es alguien que conoce bien el
monstruo desde adentro) para que todos podamos saber en detalle
y con pruebas, una vez más, lo que siempre hemos sospechado. Hay
que reconocer la meritoria labor de llevar al gran público la
realidad de los manejos inmundos de la gran economía, la que se
cocina en las alturas de Washington y Wall Street, la que en
definitiva nos afecta luego, cada uno de nosotros bregando con el
desempleo, con los costos de la cesta básica, con el porcentaje
mensual de inflación o con las dificultades del pago del alquiler o de
las cuotas del carro.
sobre la mesa (y quien las destapa es alguien que conoce bien el
monstruo desde adentro) para que todos podamos saber en detalle
y con pruebas, una vez más, lo que siempre hemos sospechado. Hay
que reconocer la meritoria labor de llevar al gran público la
realidad de los manejos inmundos de la gran economía, la que se
cocina en las alturas de Washington y Wall Street, la que en
definitiva nos afecta luego, cada uno de nosotros bregando con el
desempleo, con los costos de la cesta básica, con el porcentaje
mensual de inflación o con las dificultades del pago del alquiler o de
las cuotas del carro.
Nuestras economías nacionales, las de los países del tercer
mundo, han estado siempre determinadas por las intereses del
imperio. De los imperios que han precedido a éste, y de éste
contemporáneo, terrible, gigantesco e implacable que nos acecha
ahora. Perkins opina, de manera razonable, que los Estados Unidos
han logrado unificar su política y su acción económica internacional,
hasta un nivel que luce como totalmente coherente, ya no mediante
una metodología que se traduce en una estrategia de conspiración,
sino simplemente porque el sistema capitalista desarrollado es
coherente en sus aspiraciones y necesidades.
mundo, han estado siempre determinadas por las intereses del
imperio. De los imperios que han precedido a éste, y de éste
contemporáneo, terrible, gigantesco e implacable que nos acecha
ahora. Perkins opina, de manera razonable, que los Estados Unidos
han logrado unificar su política y su acción económica internacional,
hasta un nivel que luce como totalmente coherente, ya no mediante
una metodología que se traduce en una estrategia de conspiración,
sino simplemente porque el sistema capitalista desarrollado es
coherente en sus aspiraciones y necesidades.
Pero la realidad vivida personalmente y reseñada por él mismo,
desde el comienzo del libro, cuando aparece la misteriosa mujer que
lo induce a entrar en el equipo de los hit men ( “una vez que tu
entres en él, es de por vida”), hasta los convenientes sobornos que
lo convencen de callar durante mucho tiempo, indican que además
de la coherencia de intereses del sistema, existe una política de
altísimo nivel, perfectamente elaborada en las mesas de trabajo de
la CIA o de la NSA, que conforma, dirige y define sus prioridades
internacionales. Una política tan bien elaborada que se esconde
detrás de la acción de las grandes empresas privadas, sean estas la
Bechtel o Halliburton. Detrás de ellas, perfectamente oculta, la larga
mano asesina de la CIA o de cualquiera de las numerosas agencias
de inteligencia que constituyen el sistema de información y de
acción secreta del imperio.
desde el comienzo del libro, cuando aparece la misteriosa mujer que
lo induce a entrar en el equipo de los hit men ( “una vez que tu
entres en él, es de por vida”), hasta los convenientes sobornos que
lo convencen de callar durante mucho tiempo, indican que además
de la coherencia de intereses del sistema, existe una política de
altísimo nivel, perfectamente elaborada en las mesas de trabajo de
la CIA o de la NSA, que conforma, dirige y define sus prioridades
internacionales. Una política tan bien elaborada que se esconde
detrás de la acción de las grandes empresas privadas, sean estas la
Bechtel o Halliburton. Detrás de ellas, perfectamente oculta, la larga
mano asesina de la CIA o de cualquiera de las numerosas agencias
de inteligencia que constituyen el sistema de información y de
acción secreta del imperio.
Un jugoso negocio: te invento una oportunidad real o falsa, como
por ejemplo una importante infraestructura para el desarrollo, te
hago asumir una deuda impagable para realizarla, te convenzo, y si
no lo logro te corrompo, que puedes pagarla aunque tu lo dudes,
luego te obligo a devolvérmela con intereses crecientes, y mientras
tanto te obligo a gastar lo que te he prestado en bienes y servicios
made in USA. Un negocio redondo y una operación política
excepcional: el país que no puede pagar la deuda queda bajo el
control del Banco Mundial, del Gobierno de Estados Unidos o de las
agencias que otorgan préstamos internacionales, generalmente
controladas por él.
por ejemplo una importante infraestructura para el desarrollo, te
hago asumir una deuda impagable para realizarla, te convenzo, y si
no lo logro te corrompo, que puedes pagarla aunque tu lo dudes,
luego te obligo a devolvérmela con intereses crecientes, y mientras
tanto te obligo a gastar lo que te he prestado en bienes y servicios
made in USA. Un negocio redondo y una operación política
excepcional: el país que no puede pagar la deuda queda bajo el
control del Banco Mundial, del Gobierno de Estados Unidos o de las
agencias que otorgan préstamos internacionales, generalmente
controladas por él.
En el libro de Perkins el lector hallará una documentación
dramática: Indonesia, Arabia Saudita, Irán, Irak, Colombia, Ecuador,
Venezuela, Panamá, para cada país un programa económico y un
resultado político. Los personaje históricos son vistos de cerca,
Roldós, El Sha de Irán, Osama Bin Laden, los Príncipes de Arabia
Saudita, hasta Chávez, pero en especial el General Torrijos, cuyo
alevoso asesinato, a semejanza de lo que ocurrió con el Presidente
Jaime Roldós de Ecuador, el autor asegura convincentemente se
debió a los manejos secretos de la CIA. En estos tiempos de olor a
magnicidio, resulta muy conveniente ponerse al día con estas
informaciones de carácter histórico, pero asumidas de primera
mano. Los escépticos, nuevos o reformados, podrán encontrar en
estas páginas, indudablemente marcadas por una experiencia
personal vehemente y conmovedora, una confirmación ulterior de
lo que tanto ha dicho y repetido la izquierda universal. El imperio
no tiene escrúpulos ni padece de insomnio por los pecados
cometidos, nunca los ha tenido ni nunca los tendrá,… hasta que la
humanidad, como se repetía en los buenos tiempos, se levante y
diga basta!
dramática: Indonesia, Arabia Saudita, Irán, Irak, Colombia, Ecuador,
Venezuela, Panamá, para cada país un programa económico y un
resultado político. Los personaje históricos son vistos de cerca,
Roldós, El Sha de Irán, Osama Bin Laden, los Príncipes de Arabia
Saudita, hasta Chávez, pero en especial el General Torrijos, cuyo
alevoso asesinato, a semejanza de lo que ocurrió con el Presidente
Jaime Roldós de Ecuador, el autor asegura convincentemente se
debió a los manejos secretos de la CIA. En estos tiempos de olor a
magnicidio, resulta muy conveniente ponerse al día con estas
informaciones de carácter histórico, pero asumidas de primera
mano. Los escépticos, nuevos o reformados, podrán encontrar en
estas páginas, indudablemente marcadas por una experiencia
personal vehemente y conmovedora, una confirmación ulterior de
lo que tanto ha dicho y repetido la izquierda universal. El imperio
no tiene escrúpulos ni padece de insomnio por los pecados
cometidos, nunca los ha tenido ni nunca los tendrá,… hasta que la
humanidad, como se repetía en los buenos tiempos, se levante y
diga basta!