La vasculitis es la inflamación de los vasos sanguíneos y, en general, la puede sufrir cualquier persona. Existen variantes cuya causa se desconoce
La vasculitis, al igual que otras enfermedades autoinmunes, no es una dolencia en sí, sino que se usa como definición para englobar un conjunto de enfermedades que tienen una sola cosa en común: la inflamación de los vasos sanguíneos, arterias, arteriolas, capilares, vénulas y venas. Según dónde se encuentre dicha inflamación, el tamaño y otras características, se pueden diferenciar hasta once tipos distintos de vasculitis, ya que según en donde se ubique la inflamación en un lado u otro del cuerpo influirá mucho en el tipo de manifestaciones clínicas tendrá la enfermedad.
En general, puede afectar a cualquier edad, aunque hay subtipos más característicos, según el grupo de edad. Por ejemplo, en niños, lo más frecuente es la enfermedad de Kawasaki o el síndrome de Henoch-Schönlein, mientras que en personas ancianas es más propia la arteritis de células gigantes.
Los médicos aún no saben cual es la causa de la vasculitis en todas sus variantes, pero sí en algunas, las que están causadas por un agente infeccioso o farmacológico, como la asociada con el virus de la hepatitis B (VHB); la vasculitis crioglobulinémica, asociada con el virus de la hepatitis C (VHC) y la vasculitis leucocitoclástica cutánea, precedida de una infección o de la toma de un medicamento.
En otras vasculitis, el origen sigue siendo un misterio. Se platea la hipótesis de la predisposición genética en algunas de ellas, mientras que en otras se han identificado algunos factores hormonales (las que son más frecuentes en mujeres y niños) y ambientales, que contribuyen a activar la respuesta inflamatoria en la pared del vaso sanguíneo.
Al ser una enfermedad con diversos subtipos, la sintomatología es muy variada, pero sí que existen algunos puntos en común: Los síntomas generales suelen ser fiebre, cansancio, pérdida de peso o afección del estado general. En algunos subtipos aparecen úlceras orales dolorosas, distintos tipos de lesiones en la piel, signos clínicos de las vías respiratorias altas (sinusitis) e incluso hormigueos en las extremidades. Se recomienda a los pacientes de mayor edad acudir al médico ante un dolor de cabeza intenso de reciente comienzo, dolor en hombros o en muslos y pérdida transitoria de visión o visión doble. En el caso de los niños, por el contrario, los signos más llamativos son manchas en la piel purpúricas, dolor abdominal y en las articulaciones.
Dependiendo del tipo de vasculitis también variará el tratamiento, aunque lo habitual es recetar corticoides, normalmente a dosis altas (ajustadas al peso del paciente), tanto por vía oral (prednisona) como por vía intravenosa (metilprednisona), indican en el Clínic de Barcelona, si bien aclaran que la vía intravenosa es más habitual en casos más graves. Junto a esto, en casos en los que la dosis es muy elevada o producen muchos efectos secundarios, se suele añadir un inmunodepresor adicional.