Muy pocas personas -médicos y autoridades sanitarias incluidas- son realmente
conscientes de la importancia que tiene el agua para la salud. Y, sin embargo, es
absolutamente vital. Mucho más de lo que inmensa mayoría de la gente pueda siquiera
sospechar. Al punto de que muchas de las actuales enfermedades podrían evitarse
simplemente bebiendo agua viva y estructurada en lugar de esa agua muerta,
desestructurada y a veces contaminada -incluyendo la que lleva cloro como desinfectante-
que hoy tomamos. Un problema que incluye a la mayor parte de las aguas minerales que
se comercializan hoy día.
El 75% de nuestro cuerpo al nacer es agua. También lo es el 70% de la Tierra. De hecho,
no hay nada más abundante en nuestro planeta. Además, el agua es un constituyente
necesario de las células de todos los tejidos animales y vegetales y no puede existir la vida
-ni siquiera durante un periodo limitado- en ausencia de agua porque en ella se desarrollan
todas las reacciones bioquímicas de los seres vivos. Sencillamente, el agua es el
fundamento de la vida porque la vida ha nacido en ella; es, pues, la base de todo lo vivo.
Así lo afirmaba ya el filósofo, matemático y astrónomo griego Tales de Mileto -quien vivió
hace más de 2.500 años- llegando a considerarla "el principio de todo lo que existe".
no hay nada más abundante en nuestro planeta. Además, el agua es un constituyente
necesario de las células de todos los tejidos animales y vegetales y no puede existir la vida
-ni siquiera durante un periodo limitado- en ausencia de agua porque en ella se desarrollan
todas las reacciones bioquímicas de los seres vivos. Sencillamente, el agua es el
fundamento de la vida porque la vida ha nacido en ella; es, pues, la base de todo lo vivo.
Así lo afirmaba ya el filósofo, matemático y astrónomo griego Tales de Mileto -quien vivió
hace más de 2.500 años- llegando a considerarla "el principio de todo lo que existe".
Sin embargo, nuestros conocimientos sobre el agua son muy escasos. A nivel popular,
apenas sabemos que está compuesta de dos moléculas de hidrógeno y una de oxígeno, y
que ha de atravesar una serie de controles y procesos químicos para llegar a nuestro grifo
en perfecto estado bacteriológico e higiénico. Y si miramos exclusivamente a través de las
gafas de la química puede que eso nos baste para considerar que un agua es saludable.
Pero, ¿es eso así? ¿Sabemos realmente lo que bebemos?
apenas sabemos que está compuesta de dos moléculas de hidrógeno y una de oxígeno, y
que ha de atravesar una serie de controles y procesos químicos para llegar a nuestro grifo
en perfecto estado bacteriológico e higiénico. Y si miramos exclusivamente a través de las
gafas de la química puede que eso nos baste para considerar que un agua es saludable.
Pero, ¿es eso así? ¿Sabemos realmente lo que bebemos?
La vida en una gota
Todo lo que comemos, respiramos o sentimos influye en nuestra salud global. También lo
que bebemos y, más en concreto, la cantidad y calidad del agua que ingerimos ya que este
elemento cumple funciones vitales en nuestro organismo. Por ejemplo, el agua es
fundamental en la eliminación de los residuos, en la reparación de los tejidos y en las
secreciones gástricas además de intervenir en el mantenimiento de una adecuada
temperatura corporal, entre otras muchas funciones vitales (vea recuadro). Por tanto, su
calidad puede llegar a determinar nuestro buen o mal estado de salud. De ahí que muchos
expertos insistan en la trascendencia de saber lo que bebemos. Y sepa el lector que para
muchos de ellos ni la que sale del grifo ni la que compramos en los supermercados y ha
pasado numerosos controles y tratamientos de esterilización, desinfección, cloración,
filtrado, etc., es un agua de calidad.
que bebemos y, más en concreto, la cantidad y calidad del agua que ingerimos ya que este
elemento cumple funciones vitales en nuestro organismo. Por ejemplo, el agua es
fundamental en la eliminación de los residuos, en la reparación de los tejidos y en las
secreciones gástricas además de intervenir en el mantenimiento de una adecuada
temperatura corporal, entre otras muchas funciones vitales (vea recuadro). Por tanto, su
calidad puede llegar a determinar nuestro buen o mal estado de salud. De ahí que muchos
expertos insistan en la trascendencia de saber lo que bebemos. Y sepa el lector que para
muchos de ellos ni la que sale del grifo ni la que compramos en los supermercados y ha
pasado numerosos controles y tratamientos de esterilización, desinfección, cloración,
filtrado, etc., es un agua de calidad.
Afirmación que se justifica por un simple hecho: algunos de esos procesos por los que
pasa el agua -hasta 250- tienen "efectos secundarios" para la salud. Por ejemplo, la
cloración no parece ser el más saludable de los procedimientos de purificación del agua si
se tiene en cuenta que el cloro es venenoso, destruye la vitamina E, altera la flora intestinal
y puede irritar el estómago. Pero es que tampoco el filtrado es un tratamiento
completamente seguro ya que aunque logra eliminar del agua las sustancias en suspensión
más grandes no lo consigue con las sustancias coloidales y las que están disueltas.
pasa el agua -hasta 250- tienen "efectos secundarios" para la salud. Por ejemplo, la
cloración no parece ser el más saludable de los procedimientos de purificación del agua si
se tiene en cuenta que el cloro es venenoso, destruye la vitamina E, altera la flora intestinal
y puede irritar el estómago. Pero es que tampoco el filtrado es un tratamiento
completamente seguro ya que aunque logra eliminar del agua las sustancias en suspensión
más grandes no lo consigue con las sustancias coloidales y las que están disueltas.
En realidad, el agua que hoy bebemos está energéticamente muerta, desestructurada y
altamente contaminada. No tiene nada que ver con el agua viva, estructurada y de alto
poder energético que podía encontrarse en un manantial o en un pozo… hasta hace un
siglo. Porque también ésta se ha contaminado a causa de los residuos químicos de nuestra
civilización, especialmente por culpa de los derivados del petróleo. La lluvia ácida ha
llegado a todas partes contaminando prácticamente el planeta entero. Hoy es difícil -por no
decir imposible- encontrar lago, pozo o río -incluidos los subterráneos- que no esté
contaminado en mayor o menor medida. Lo más que podemos hacer actualmente es hablar
de aguas potables aunque en realidad hasta esas aguas son hoy causa de numerosas
enfermedades. Veámoslo.
altamente contaminada. No tiene nada que ver con el agua viva, estructurada y de alto
poder energético que podía encontrarse en un manantial o en un pozo… hasta hace un
siglo. Porque también ésta se ha contaminado a causa de los residuos químicos de nuestra
civilización, especialmente por culpa de los derivados del petróleo. La lluvia ácida ha
llegado a todas partes contaminando prácticamente el planeta entero. Hoy es difícil -por no
decir imposible- encontrar lago, pozo o río -incluidos los subterráneos- que no esté
contaminado en mayor o menor medida. Lo más que podemos hacer actualmente es hablar
de aguas potables aunque en realidad hasta esas aguas son hoy causa de numerosas
enfermedades. Veámoslo.
Potable sí, pero ¿saludable?
Legalmente se considera potable toda agua que cumple ciertos requisitos mínimos. Así, ha
de ser incolora, inodora, insípida y recogerse de un lugar también limpio. Y a fin de que no
sea origen de enfermedades debe carecer de venenos orgánicos e inorgánicos, microbios y
parásitos. De ahí que para cumplir tal requisito el agua extraída del subsuelo, ríos o lagos
sea sometida a 250 procesos químicos, biológicos o mecánicos diferentes atendiendo a los
criterios legales y sanitarios de cada país.
de ser incolora, inodora, insípida y recogerse de un lugar también limpio. Y a fin de que no
sea origen de enfermedades debe carecer de venenos orgánicos e inorgánicos, microbios y
parásitos. De ahí que para cumplir tal requisito el agua extraída del subsuelo, ríos o lagos
sea sometida a 250 procesos químicos, biológicos o mecánicos diferentes atendiendo a los
criterios legales y sanitarios de cada país.
Las impurezas admisibles en el agua de consumo están reguladas por el Decreto
1138/1990 de 14 de septiembre por el que se aprueba la Reglamentación Técnico-Sanitaria
para el abastecimiento y control de calidad de las aguas potables de consumo público. Y en
él se incluye un listado de los diferentes elementos físicos y químicos de las aguas
potables y las cantidades admisibles de cada uno de ellos que corresponden a un agua de
una "calidad deseable". Entre esos elementos se citan cloruros, sulfatos, calcio, magnesio,
sodio, potasio, aluminio, residuo seco y oxígeno disuelto estableciéndose además los
niveles idóneos de pH, conductividad y dureza.
1138/1990 de 14 de septiembre por el que se aprueba la Reglamentación Técnico-Sanitaria
para el abastecimiento y control de calidad de las aguas potables de consumo público. Y en
él se incluye un listado de los diferentes elementos físicos y químicos de las aguas
potables y las cantidades admisibles de cada uno de ellos que corresponden a un agua de
una "calidad deseable". Entre esos elementos se citan cloruros, sulfatos, calcio, magnesio,
sodio, potasio, aluminio, residuo seco y oxígeno disuelto estableciéndose además los
niveles idóneos de pH, conductividad y dureza.
La reglamentación también enumera los valores máximos de "las sustancias no deseables"
que debe contener el agua de consumo y que son, entre otras, nitratos, amonio, hierro,
cobre, fósforo, flúor o bario. A ellas se añaden en el Anexo D del citado decreto "las
sustancias tóxicas" y la concentración máxima admisible en el agua de consumo (50
microgramos por litro de agua) y que son arsénico, cianuro, cromo y níquel. Es decir, ¡la
propia ley las considera sustancias tóxicas pero admisibles en cierta cantidad!
que debe contener el agua de consumo y que son, entre otras, nitratos, amonio, hierro,
cobre, fósforo, flúor o bario. A ellas se añaden en el Anexo D del citado decreto "las
sustancias tóxicas" y la concentración máxima admisible en el agua de consumo (50
microgramos por litro de agua) y que son arsénico, cianuro, cromo y níquel. Es decir, ¡la
propia ley las considera sustancias tóxicas pero admisibles en cierta cantidad!
Algo que hace ya dudar a muchos expertos sobre la inocuidad del agua potable que sale de
nuestros grifos o que compramos en el supermercado y que, tras pasar por 250 procesos
de depuración -incluida la utilización de cloro, un gas venenoso-, poco o nada tiene que ver
con el H2O puro. De hecho, cada vez más científicos y médicos denuncian la alarmante
baja calidad del agua que se consume en el mundo asegurando que se trata de "agua
muerta, desestructurada y, a veces, contaminada por los propios productos y mecanismos
que se utilizan para depurarla". No es extraño, pues, que se atribuyan al agua que bebemos
el origen de algunas patologías o la razón de que se conviertan en crónicas.
nuestros grifos o que compramos en el supermercado y que, tras pasar por 250 procesos
de depuración -incluida la utilización de cloro, un gas venenoso-, poco o nada tiene que ver
con el H2O puro. De hecho, cada vez más científicos y médicos denuncian la alarmante
baja calidad del agua que se consume en el mundo asegurando que se trata de "agua
muerta, desestructurada y, a veces, contaminada por los propios productos y mecanismos
que se utilizan para depurarla". No es extraño, pues, que se atribuyan al agua que bebemos
el origen de algunas patologías o la razón de que se conviertan en crónicas.
Agua viva, agua muerta
Es necesario entender antes de seguir que todo objeto y sustancia -tanto natural como
artificial- tiene su propio patrón vibratorio. Y que las moléculas del agua no son una
excepción a este principio. De hecho, el agua absorbe -por resonancia- las frecuencias de
cada materia con la que entra en contacto (ver recuadro adjunto). Dicho de otra forma: el
agua tiene memoria ya que almacena la "información" de toda sustancia con la que ha
estado en contacto -radiaciones, plantas, colores, etc., incluidos, consecuentemente, metales
pesados, fosfatos, productos fitosanitarios, abonos, nitratos, etc. Frecuencias que a veces
logran romper su estructura natural convirtiéndola en un líquido energéticamente muerto y
físicamente desestructurado que además nos transmite las frecuencias desfavorables que
han volcado en el agua las sustancias nocivas con las que ha entrado en contacto en su
recorrido previo antes de llegar a nuestra mesa.
artificial- tiene su propio patrón vibratorio. Y que las moléculas del agua no son una
excepción a este principio. De hecho, el agua absorbe -por resonancia- las frecuencias de
cada materia con la que entra en contacto (ver recuadro adjunto). Dicho de otra forma: el
agua tiene memoria ya que almacena la "información" de toda sustancia con la que ha
estado en contacto -radiaciones, plantas, colores, etc., incluidos, consecuentemente, metales
pesados, fosfatos, productos fitosanitarios, abonos, nitratos, etc. Frecuencias que a veces
logran romper su estructura natural convirtiéndola en un líquido energéticamente muerto y
físicamente desestructurado que además nos transmite las frecuencias desfavorables que
han volcado en el agua las sustancias nocivas con las que ha entrado en contacto en su
recorrido previo antes de llegar a nuestra mesa.
A este respecto, el científico Peter Gross afirma sin paliativos que nuestras aguas potables
-tanto las que salen de las cañerías de casa como las embotelladas para su ingesta- están
hoy químicamente limpias pero físicamente muertas. "Actualmente -afirma- el 98% de los
hogares occidentales disponen de agua higiénicamente aceptable pero muerta en sentido
energético por la presión interna de las cañerías y por los numerosos tratamientos a que es
sometida el agua viva, procesos que rompen y desmantelan las ordenadas estructuras que
portan la información terapéutica y vital del agua pura".
-tanto las que salen de las cañerías de casa como las embotelladas para su ingesta- están
hoy químicamente limpias pero físicamente muertas. "Actualmente -afirma- el 98% de los
hogares occidentales disponen de agua higiénicamente aceptable pero muerta en sentido
energético por la presión interna de las cañerías y por los numerosos tratamientos a que es
sometida el agua viva, procesos que rompen y desmantelan las ordenadas estructuras que
portan la información terapéutica y vital del agua pura".
Una alteración de la estructura molecular que puede provocar numerosas disfunciones
orgánicas ya que el agua muerta que solemos beber no cumple bien las importantísimas
funciones que desarrolla el agua viva en nuestro cuerpo. De ahí que, como plantea Gross,
sea tan urgente preocuparnos por consumir agua viva, ordenada y estructurada con
auténtica calidad biológica. "Nuestra salud -sentencia- depende de ello".
orgánicas ya que el agua muerta que solemos beber no cumple bien las importantísimas
funciones que desarrolla el agua viva en nuestro cuerpo. De ahí que, como plantea Gross,
sea tan urgente preocuparnos por consumir agua viva, ordenada y estructurada con
auténtica calidad biológica. "Nuestra salud -sentencia- depende de ello".
En la misma línea se manifiesta el médico de origen iraní F. Batmanghelidj, autor del libro
Su cuerpo reclama agua llorando a voces, en el que explica cómo la deshidratación crónica
actual de nuestro cuerpo es la causa de muy variadas enfermedades. De todo ello vamos a
hablar en los próximos números de Discovery Dsalud. El asunto es de tanta importancia
que vamos a dedicar varios reportajes seguidos a ello.
Su cuerpo reclama agua llorando a voces, en el que explica cómo la deshidratación crónica
actual de nuestro cuerpo es la causa de muy variadas enfermedades. De todo ello vamos a
hablar en los próximos números de Discovery Dsalud. El asunto es de tanta importancia
que vamos a dedicar varios reportajes seguidos a ello.