Al día siguiente, y como un guión bien escrito, el mencionado Diputado Provincial asistía al cónclave popular presidido por Javier Arenas y aparecía con el líder popular entusiasmado con su nueva situación, que no es otra que Candidato a la Alcaldía de Berja por el PP, localidad en la que encabezó la candidatura y estuvo a punto de conseguir la Alcaldía en un municipio que durante la etapa democrática ha estado gobernado exclusivamente por el PSOE.
La huida de Antonio Torres podría ser catalogada como una deslealtad al Presidente de la Diputación Provincial, José Añez, y una lealtad a la formación política que le colocó como Diputado Provincial, el PP. Lo que llama poderosamente la atención es la forma y el momento que ha elegido el ya Candidato a la Alcaldía de Berja para salir del Equipo de Gobierno de Diputación Provincial, cuando tan solamente unos días antes se encontraba haciendo gestiones de su Área en Sevilla ante la Junta de Andalucía. Habría que preguntarse si el viaje a Sevilla fue el detonante que sirvió para poner tierra por medio y dejar al Equipo de Gobierno en una situación molesta sin llegar a ser preocupante.
Lo de Antonio Torres era un secreto a voces y su situación en el Equipo de Gobierno del PAL era dificultosa desde los primeros momentos en que se desencadenó la crisis interna en el Partido Popular. Era de dominio público que Antonio Torres tiene muy buenos amigos en el Grupo Popular de la Diputación, como el excalde de Tíjola, Santiago Pozo, y era mencionado en círculos políticos como un hombre del PP a pesar de no haberse desligado de Añez, a pesar de los desmentidos reiterados que ha estado haciendo y en los que formulaba expresamente su lealtad al Presidente de la Diputación Provincial. Eso era justamente lo que descolocaba a más de uno, el que profesara públicamente su lealtad al Presidente de la Diputación, aunque en los últimos tiempos ya matizaba esa lealtad y ponía de manifiesto que volvería a repetir como Candidato a la Alcaldía de Berja por el PP.
Esta situación era desde todos los puntos de vista atípica, y tan solo se sostenía por la Delegación de Área que poseía hasta el viernes, lo que le convertía en blanco de todas las miradas. Sus pasos, sus palabras y sus gestos estaban siendo objeto de atención, y no porque se pasara al PP, que ya lo había dicho explícitamente que su corazón estaba ahí, sino por su gestión al frente del Área de Deportes, desde podría trastocar la política del PAL en la provincia almeriense.
La incidencia de la dimisión de Antonio Torres como Delegado del Área de Deportes de la Diputación Provincial no creará especiales problemas en el Palacio de la calle Navarro Rodrigo, ni pondrá en dificultad al Equipo de Gobierno encabezado por José Añez. No desgastará al PAL sino que pasará factura, a mi juicio, a la formación política que sostiene al Grupo Popular, porque la crisis desencadenada no es la del PAL, ni la del PSOE, ni la de GIAL y tampoco la de IU, sino que es la del PP. Doctores tiene la Iglesia, y el célebre político italiano Andreotti decía que lo que “quemaba era la Oposición y no el Poder”, y ciertamente es así, y bien lo saben en la dirección provincial del PP. Baste echar un vistazo a la configuración de la Corporación Provincial para conocer exactamente el grado de afección que tendrá la ausencia de Torres: 11 del PP, 11 del PSOE, 3 de PAL, 1 de IU-CA y 1 de GIAL. Con la actual composición parece inútil pensar en la existencia de una Moción de Censura, como viene persistentemente reclamando el PP, con el fin de resolver el problema que ha planteado.
En definitiva, el PP sabe que la Oposición desgasta muchísimo más que el Gobierno, los Diputados Provinciales no son elegidos por sufragio universal y la fuerza política que gobierna Diputación Provincial es la que viene ganando los comicios electorales en la provincia, por lo que resultará fácil intuir que comenzaremos a escuchar demandas por la gobernabilidad de la Institución Provincial y el bien para los pueblos que conforman la provincia de Almería y las ciudadanas y los ciudadanos que los habitan.