El sistema de gobierno del ayuntamiento de Mojácar, basado en la externalización de servicios, fue años atrás el modus operandis de otros muchos consistorios, dejando al descubierto la baja capacidad de gestión de sus gobernantes o la desidia y el desinterés más aún; cuando nos referimos a servicios públicos de sencilla administración. Por suerte, no para nosotros los mojaqueros y mojaqueras, muchos ayuntamientos de todo el país, están siendo capaces de recapacitar y entender que la fórmula más rentable de gestionar los servicios municipales pasa por la remunicipalización de la mayoría de ellos.
El ayuntamiento es, entre otras cosas, una empresa multiservicios de la que todos debemos sentirnos accionistas. Las empresas externas que dirigen nuestros servicios municipales, no están aquí por amor al arte, no son ONGs y como cualquier empresa, generan unos beneficios que se incluyen directamente en los presupuestos municipales por lo que, ni siquiera asumen ningún riesgo empresarial, ya que en los contratos que firman con los ayuntamientos se aseguran unas plusvalías que bien pudiera ahorrar un ayuntamiento con gobernantes capaces de autogestionar las necesidades de sus vecinos.
Como ejemplo de esta filosofía favorable a la recuperación de la gestión de los servicios a favor de la gestión directa, puede citarse entre otros documentos de relevancia el informe de la Universidad de Greenwich de 2012, o los estudios relativos a la gestión del agua en diversos municipios y países, como el estudio de Pigeon- Mc Donald, Haedemon y Kishimoto. El Informe del Tribunal de Cuentas sobre el Sector Público local del año 2011 ya resaltaba en el apartado del análisis de las condiciones de prestación de los servicios públicos municipales, en municipios de menos de 20.000 habitantes, que la gestión directa de los servicios analizados como el agua, la recogida de basuras y la limpieza viaria es más eficiente que su externalización.
Da bastante lastima pensar que un ayuntamiento como el de Mojácar sea incapaz de gestionar incluso, la recaudación de los impuestos municipales, la cual necesitaría la labor de solamente un par de funcionarios. El traspaso de competencias a la Diputación Provincial repercute en que el ayuntamiento deja de percibir de sus propios impuestos entre 400.000 y 500.000 euros anuales, incluyendo los recargos de demora, que, en muchos casos derivan de avisos tardíos en los que la información de la deuda llega al ciudadano con años de retraso. Esto supone el incremento de los importes, dando la sensación de que esta desinformación es intencionada para engordar la deuda y que se embolsa íntegramente la administración provincial.
Tampoco las limpiezas viarias son lo suficientemente simples de gestionar para el gobierno mojaquero. Hace años que la zona de la playa viene suponiendo un millón de euros anuales a las arcas públicas, coste que podría rebajarse sustancialmente con la gestión propia. Además, en el mes de enero se externalizó también parte del servicio de limpieza viaria del pueblo sobre una partida inicial de 190.000 euros.
El ejemplo más sangrante de la mala administración municipal, en lo que a la gestión de los servicios públicos se refiere, lo vemos en el contrato con la empresa que dirige el pabellón municipal y la piscina cubierta, por lo innecesario de este convenio que año tras año nos hace desperdiciar 250.000 euros, más el coste de los suministros que también sale de nuestras arcas públicas.
En las mismas cifras, está la gestión de las escuelas municipales que tampoco son capases de manejar por si mismo. No es necesario ser músico, ni gimnasta, ni se exige esto a ningún gobernante público. Para ello están los trabajadores municipales, un equipo que debe con sus conocimientos cubrir todos los espacios que un pueblo precisa. Lo que si se debe pedir a los gobernantes municipales es que tengan la capacidad de gestionar los recursos humanos a su alcance para que todas las secciones locales funcionen correctamente.
En todos estos casos, la subrogación de los empleados de estas empresas por parte del ayuntamiento debería dar una mayor seguridad a los puestos de trabajo, respetando las condiciones laborales como dice la ley e incluso mejorandolas si ello fuera posible. No sería la primera vez, ni la última, que desde un ayuntamiento que no esta dispuesto a remunicipalizar un servicio público, se asustara a los trabajadores de las empresas externas con la pérdida de sus puestos de trabajo. Esto no debería de suceder en ningún caso y la administración local tiene los recursos legales para que esta acción no influya en los contratos laborales ya firmados.
Incluso, la gestión del agua es debate municipal en muchos ayuntamientos vecinos donde se plantean abandonar la empresa levantina, gestión ya recuperada por alguno de nuestros vecinos como Garrucha por motivos como la inseguridad empresarial de GALASA. Se trata de una empresa rescatada por la administración publica hace unos meses y que ahora intenta traspasar los gastos de las obsoletas infraestructuras a los gobiernos locales, en un acto de incapacidad en la dotación de los servicios que como empresa debería de asumir.
No tiene el actual gobierno de Mojácar la intención de cambiar esta forma de trabajar (o de no trabajar estaría mejor planteado) por las propias palabras de la alcaldesa, cada vez que estos temas han sido expuestos al pleno municipal. Entiendo que, cuando el dinero no es de uno mismo es más sencillo despilfarrarlo. Para eso estamos los ciudadanos, para recordarles que juegan con nuestro dinero y exigirles una gestión adecuada de los servicios de que disponemos. Vendrán otras subcontratas si esto no se remedia, llamadas a realizar labores que los empleados municipales podrían desempeñar seguramente mucho mejor. Vista la cabezonería que hay en este asunto, quizás la única forma de pararlo esté en las urnas, no se si será la residencia de mayores, la estación de autobuses o cualquier otro servicio lo que podría hacer que el agujero cada día sea mayor.
El político local es un servidor público cuya labor tiene que ser totalmente vocacional. Si en la forma de gobernar de algunos no está la ambición de gestionar y mejorar su municipio por ellos mismos, si no se sienten capaces y sacan adelante las labores que se les encomienda pagando a otros para realizarlas, quizás deberían replantearse su situación personal, darle una vuelta a dónde están y cuál es su motivación.