En la noche del 13 de agosto de 1976, caía asesinado en la playa de San Miguel, de Almería capital, Javier Verdejo Lucas, estudiante de 19 años y militante de la organización Joven Guardia Roja.
Su delito fue intentar escribir en una pared las palabras “Pan, Trabajo y Libertad”. Solo pudo poner “pan” y una “t” antes de ser descubierto, perseguido y abatido por la Guardia Civfil. El disparo fue de frente y a una distancia de 6 metros, la bala le entró a la altura del cuello y le salió por el occipital.
No hubo investigación, ni juicio, únicamente un vergonzoso informe oficial, según el cual todo fue un accidente. Nadie fue condenado ni juzgado por lo ocurrido. Al revés, los máximos responsables, el Gobernador Civil en ese momento, Roberto García Calvo, franquista hasta la médula, se reconvirtió en “demócrata de toda la vida” y fue nombrado en 2001 magistrado del Tribunal Constitucional. Y qué decir del Ministro del Interior, Martín Villa, otro fascista reconvertido, famoso por la represión brutal que ejerció contra la clase trabajadora.
El caso de Javier no fue único. Seguimos pidiendo que se esclarezcan los cientos de hechos criminales, que se dieron durante la mal llamada transición, que han quedado impunes, sin investigación, porque los culpables fueron amparados por el aparato del Estado, y en muchos casos fueron los propios aparatos del Estado los que los realizaron.