En España, la historia de la conducción bajo los efectos del alcohol se remonta a los años 60, cuando la exigencia de ser conocido por un estilo de vida sobrio era un requisito previo para obtener el permiso de conducir. Sin embargo, el delito de conducir ebrio se introdujo en todo el mundo ya en el siglo XIX, y el primer caso conocido se produjo en Londres en 1897. En este artículo trataremos el tema de la conducción bajo los efectos del alcohol. Si necesita información o ayuda relacionada con multas o es reincidente en alcoholemia le recomendamos consultar el sitio web de Miletrado.com.
Historia de la conducción bajo los efectos del alcohol
La primera persona conocida que fue detenida y condenada por conducir bajo los efectos del alcohol fue el taxista George Smith, que entonces tenía 25 años. El 10 de septiembre de 1897 estrelló su taxi contra un edificio situado en el número 165 de New Bond Street, Londres, mientras se encontraba bajo los efectos del alcohol. Smith fue condenado a pagar 25 chelines.
En 1960, España introdujo condiciones para que solo las personas que se hubieran hecho famosas por su sobriedad tuvieran derecho a obtener el permiso de conducir. Esto ocurrió después de que el automovilismo aumentara muy rápidamente y se reconociera seriamente la relación entre la conducción bajo los efectos del alcohol y los accidentes de tráfico. Se introdujeron sanciones adicionales en forma de multas por conducir bajo los efectos del alcohol y se ampliaron a penas de prisión.
No fue hasta 1973 cuando España introdujo un “límite de alcoholemia”, que se ha ido reduciendo, por etapas, hasta los límites actuales.
El delito de conducción bajo los efectos del alcohol y los tribunales
Es importante aclarar que existe una diferencia significativa entre la infracción propiamente dicha y la intervención del permiso de conducción.
Un delito es investigado por la policía y la fiscalía y luego, posiblemente, resuelto por los tribunales. Ni la policía, ni el fiscal, ni los tribunales mencionados tienen nada que ver con el permiso de conducir.
Si le condenan por un delito, el resultado será una pena o sanción. Por pena se entiende una multa o una pena de prisión, mientras que una sanción puede ser, por ejemplo, una condena condicional, libertad condicional o trabajos en beneficio de la comunidad.
Sin embargo, un fiscal puede dictar una orden de sanción en lugar de llevar el caso ante un tribunal. Una orden judicial es posible cuando la pena por el delito es como máximo una multa y/o una condena condicional. La conducción bajo los efectos del alcohol suele entrar en esta categoría, siempre que no se trate de una infracción grave.
Corresponde al fiscal decidir si debe o no concedérsele una orden judicial. También es importante tener en cuenta que una notificación de sanción equivale a una sentencia judicial y se inscribe en el registro de antecedentes penales.