Muchos no quieren mojarse el culo para coger peces y prefieren que otros se lo mojen para dárselos. Así nos va.
No tenemos ese espíritu de protesta que tienen países vecinos como Francia. 40 años de franquismo, de meter miedo y de represión, aún se notan en muchas personas. En otras es la realidad virtual, tanto móvil ordenador y play station que han hecho que en los últimos 20 o 30 años sea cada vez más difícil ver niños jugando en la calle. En la calle cada día se juega, y se protesta, menos (“gracias” Ley Mordaza).
Esa pasividad de la ciudadanía en general la conocen los diputados, senadores, alcaldes y otros cargos que llegan a la política, saben que hay muchas personas súper egoístas que tienen lo que se merecen… Y nada les dan. En el pecado llevan la penitencia.
Me refiero sólo a esas personas (afortunadamente no todas) con amplias tragaderas que ni votan (o votan partidos que nada les van a dar) y que se creen que con protestar y lamentarse por las redes sociales basta. Son personas que ni siquiera apoyan a quienes tratan de aportar propuestas y soluciones. Y no solo no les apoyan… llegado el momento de la verdad, reniegan de quienes luchan por sus derechos y dejan que acaben como Jesucristo: No impiden que los crucifiquen.
A veces reflexiono si merece la pena luchar por quienes no mueven ni un dedo pero considero que no pueden pagar justos por pecadores… Aunque se beneficien los primeros, los que esperan que otros muevan el árbol para recoger las nueces.
Joaquín García Martín
Presidente Asociación Víctimas del Paro.