Es verdad que los socialistas pusieron calles a conspicuos dirigentes de su Partido. Solo faltaría que gobiernos de Izquierda se los hubiesen puesto a dirigentes de la Derecha. Tampoco sería extraño, pues haberlos háylos, pero no es el caso de la Derecha almeriense. Y no es el caso porque en la refriega se ha visto los modales y cotas en los que se mueve el debate político en nuestra provincia.
Los vecinos de la avda. de la Estación, calle que se le quería asignar a Don Manuel Fraga Iribarne, pusieron el grito en el cielo, y pensando que algo tendría que ver en ello una concejala socialista pues se bajó el debate a ras de suelo, y posiblemente se profundizó algo, para pretender desacreditarla políticamente. En fin, la respuesta es sumamente facilona y simplona, ya que, a pesar de los treinta años que llevamos en Democracia, reto a escudriñar.
Dicho esto, me agradaría recordar la vinculación de Manuel Fraga a Almería, si bien el avión que cayera en Palomares tuviera el condicionamiento sostenido pero también hay que señalar que la involuntariedad del accidente está fuera de toda duda y sanitaria y políticamente ahí sigue con su larga estela. Aquella mañana soleada, desde la Estación de RENFE de Zurgena muchísimos jóvenes estudiantes que nos dirigíamos hacia Granada pudimos observar una bola de humo en el casi horizonte de la Sierra de Filabres, allá por la Fuente del Pino, en el límite de Zurgena con Lubrín. Una vez llegamos a Granada supimos que esa enorme bola de fuego habia sido producida por el impacto de dos aviones del Ejército de Estados Unidos, y que vinieron a caer sobre la barriada de Palomares, en Cuevas del Almanzora.
Ahí comenzaría la relación de Fraga Iribarne con la provincia de Almería, y, aunque se han dado mil y una versiones, se bañó en Palomares ante las cámaras de televisión de todo el mundo occidental y demás medios de comunicación. La bomba fue hallada, el peligro de radioactividad supuestamente alejado y, a modo de resarcimiento, el entonces Ministro de Información y Turismo ordenó construir un Parador Nacional de Turismo en Mojácar, la localidad pionera del turismo en el Levante Almeriense y que rápidamente se erigiría en el centro progresista de Andalucía, lo que se dio en llamar la “Ibiza peninsular”.
No es el único Ministro de Franco que ha tenido una relación directa con Almería. Federico Silva Muñoz, el “Ministro Eficacia”, Ministro que fuera de Obras Públicas en las postrimerías del Régimen, fue, y es única y exclusivamente mérito personal suyo, el que recuperó el proyecto de Trasvase de Tajo al Segura diseñado por la República, y, aunque no lo pudiese ver plasmado él durante su corta andadura como Ministro al haberle presentado valientemente la dimisión al Dictador –como no consta que lo hiciera ningún otro Ministro-, es el que trajo el agua para el riego, y posteriormente para abastecimiento a la población, al Levante Almeriense y Cuenca del Almanzora. Aunque no se le haya otorgado al Ministro Silva Muñoz el mérito de fundado del PP, Federico Silva Muñoz fue Presidente de AP, Alianza Popular, que concurriría a las primeras Elecciones Democráticas del 15 de Junio de 1977 como Federación de Partidos de Alianza Popular, los llamados “siete magníficos” (Federico Silva Muñoz –Presidente-, Manuel Fraga Iribarne –Secretario General-, Licinio de la Fuente, Cruz Martínez Esteruelas, Tomás de Carranza, Laureano López Rodó y Gonzalo Fernández de la Mora). Bien cierto es que esa federación de partidos políticos estaba conformada por una sub-federación de cinco grupos políticos que lideraba Manuel Fraga Iribarne y las formaciones Acción Democrática Española de Federico Silva Muñoz y Unión Nacional Española de Gonzlo Fernández de la Mora. En la segunda legislatura, por razones que no vienen al caso, se escindieron las formaciones políticas de Silva Muñoz y Fernández de la Mora, dando lugar a Derecha Democrática Española. Pienso, sinceramente, que Silva Muñoz tiene méritos suficientes para conformar el variado callejero de nuestra capital almeriense.
En el callejero de nuestros municipios españoles podemos encontrar nombres de los más inverosímiles, y en algunos casos hasta improcedentes por hirientes. Cuantas calles de nuestra capital tienen inmerecidamente nombre personajes que han elevado a ilistres sus paladines?. Con independencia de la oportunidad o inoportunidad política, que justamente eso e sla política, Fraga tiene méritos para tener una calle con su nombre, pero, a mi juicio, más méritos tiene aún Federico Silva Muñoz, y muchísimos más méritos que ambos tienen inifinidad de almerienses ilustres que han pasado a la Historia por mil razones y no tienen un merecidísimo recuerdo y homenaje en la ciudad por la que lucharon, a la que amaron y en la que, en la mayoría de los casos, les viera morir. Abogo, por tanto, por fomentar este recuerdo a las decenas o centenas de almerienses que han dado muchísimo más por Almería que Pablo Iglesias, Fraga Iribarne y otros.