Cajamar comunica el fallecimiento de D. Juan del Águila Molina, fundador de la entidad en Almería:
Unidos al dolor de su familia, Cajamar lamenta comunicar el fallecimiento anoche de D. Juan del Águila Molina, abogado, cooperativista y fundador de Cajamar. Considerado por muchos como el almeriense que más ha influido en el crecimiento y desarrollo del nuevo “modelo económico almeriense” durante la segunda mitad del siglo XX.
Trayectoria Profesional
- Licenciado en Derecho por la Universidad de Granada.
- Secretario General del Consejo Rector y Director Gerente de la Unión Territorial de Cooperativas del Campo de Almería (1958-1975)
- Secretario General del Consejo Rector de la Caja Rural de Almería (1963-1975)
- Director General de la Caja Rural de Almería (1966-1992)
- Presidente de la Caja Rural de Almería/Cajamar (1992-2006)
- Consejero de Seguros RGA (1986-2005)
- Consejero del Banco Cooperativo Español (1990-2006)
- Presidente del Banco Cooperativo Español (1995-2000)
- Vicepresidente de la Confederación Internacional del Crédito Agrícola (1995-2001)
- Presidente de Honor de Cajamar y Presidente de la Fundación Cajamar (2006-2012)
Reconocimientos y distinciones que le fueron otorgados
- Cruz de la Orden Civil al Mérito Agrícola (1975)
- Medalla de Oro de Andalucía (2002)
- Medalla de Oro de la Universidad de Almería (2005)
- Medalla de Oro de la Ciudad Almería (2007)
- Medalla de Oro de la Confederación Empresarial de la Provincia de Almería (2007)
- Premio de la Asociación de Empresarios del Mármol (2007)
- Medalla de Oro de la Cámara de Comercio de Almería (2010)
- Medalla de Oro de la Provincia de Almería (2014)
- Medalla de Oro de la Federación de Regantes de Almería (2017)
Perfil biográfico: D. Juan del Águila Molina
Impulsor del cooperativismo agrario y fundador de Cajamar, por su contribución al crecimiento y desarrollo económico de Almería ha sido considerado el almeriense más influyente del siglo XX
A mediados del siglo XX, Almería se encontraba en una situación de atraso económico y social, con una agricultura en decadencia y regresión, una actividad minera al borde de su definitiva desaparición, y sin un tejido industrial o de servicios que evitase la sangría de la emigración.
Ante esta realidad, con un carácter inconformista e inquieto, una actitud dinámica y emprendedora, y unas ideas influidas por el ‘cristianismo social’ que inspiraba su forma de ser y de actuar, el joven abogado Juan del Águila Molina abrazó la causa cooperativa y se entregó a ella en junio de 1958. Hoy es reconocido como uno de los principales artífices del llamado ‘milagro almeriense’, que tuvo poco de milagro y mucho de trabajo, esfuerzo y sacrificio de miles de familias dispuestas a reinventarse su futuro. Su trayectoria personal, y la de la Caja Rural que él mismo creó, dirigió y presidió, encarna mejor que nadie la evolución de la economía y la sociedad almeriense en la últimas cinco décadas.
Identificado con el campo y con las necesidades de su gente, con 28 años recién cumplidos, se dedicó a promover la creación de cooperativas agrarias, actuación por la que se le considera el principal impulsor de su moderno movimiento asociativo. Y ante la exigencia de encontrar financiación para acometer los proyectos de esas cooperativas, se ocupó también de constituir la Caja Rural Provincial de Almería, que iniciaba su actividad en 1966; y pronto se convirtió en uno de los pilares que sustenta y apoya el proceso de reconversión y transformación que protagonizó la agricultura almeriense. Lo que en muchos países actualmente se estudia y analiza como el ‘modelo Almería’, denominación por la que se conoce a uno de los sectores más productivos y eficientes de Europa, el germen que induce la creación de riqueza y el crecimiento económico de una provincia que a mediados del siglo XX era la más pobre de España, y que hoy se encuentra entre las zonas con mayor dinamismo económico y social. La actuación desarrollada en estos años por Juan del Águila, el alcance y repercusión de las iniciativas promovidas o apoyadas por él, junto a su inteligencia y visión para anticiparse en la toma de decisiones, han hecho que sea considerado por muchos como el almeriense más influyente de la segunda mitad del siglo XX.
Nacido el 15 de junio de 1930 en el seno de una familia asentada en la Vega de Almería, siendo el mayor de tres hermanos, sus primeros recuerdos, como cualquier otro niño de su generación, se remontaban a los trágicos años de la Guerra Civil y a las duras condiciones de vida de la posguerra en una de las provincias españolas con más necesidades sociales. Terminada la contienda, el regreso a casa de su padre conllevó el traslado de su familia a la ciudad, al conseguir éste un empleo público en el Ayuntamiento de Almería. Desde pequeño mostró una inclinación natural hacia el estudio, y ya en su adolescencia alternaba los estudios de bachillerato con trabajos ocasionales de verano, con 15 años en la fábrica de gaseosas Orange Crush de Enrique Ruiz, y con 17 en las oficinas del Sindicato de Riegos de Almería y de los Siete Pueblos de su Río, ocupación ésta que le permitió tratar a diario con los agricultores almerienses y compartir sus aspiraciones. Durante este periodo, su formación cristiana y su explícita vocación social le llevaron a vincularse a las Juventudes de Acción Católica, cuya organización en Almería llegó a presidir en los años previos al Concilio Vaticano II.
Siguiendo el consejo materno dirigió sus pasos a la Escuela de Magisterio, y una vez terminados sus estudios, después de una experiencia docente de dos años como profesor sustituto en la Escuela de Comercio y profesor ayudante en la propia Escuela de Magisterio, tomó la decisión de matricularse como alumno libre en la Facultad de Derecho de la Universidad de Granada, en la que tres años más tarde, en 1955, obtendría su licenciatura. Tras una breve etapa preparando oposiciones al Ministerio de Hacienda, se incorporó al despacho de abogados de Rogelio Pérez Burgos, el más importante de la ciudad en aquel momento. Dos años más tarde, en 1958, contrajo matrimonio con María del Carmen Castro Rubira, hija del profesor Florentino Castro Guisasola, con la que tuvo cuatro hijos: Carmina, María Jesús, Víctor y María Isabel. Ese mismo año abrió su propio despacho profesional, que alternaba con su trabajo como secretario de la Hermandad Local de Labradores, a la que se incorporó para darle un nuevo impulso de la mano de su nuevo presidente, Juan García Jiménez, que también lo era a su vez de la Cooperativa Agrícola San Isidro. Su carácter y determinación quedaría pronto de manifiesto, cuando en pocas semanas logró reactivar su funcionamiento poniendo en marcha un nuevo servicio de maquinaria con tres tractores, una desgranadora de maíz y dos trilladoras de cereales. El éxito de aquella primera iniciativa le permitió demostrar su capacidad de poner en marcha proyectos, que le fue reconocida desde el primer momento por los agricultores y propietarios, y sobre todo cuando un año más tarde también fue elegido para ocupar el puesto de Secretario general de la Junta Rectora de la Unión Territorial de Cooperativas del Campo (UTECO), que había quedado constituida el 16 de junio de 1958 bajo la presidencia de Emilio Viciana Góngora, a quién poco después sustituyó Jesús Durbán Remón.
En aquellos días, en la provincia de Almería había una veintena de cooperativas agrarias, aunque en la práctica su funcionamiento real se limitaba a cinco o seis, las existentes en las localidades de Ohanes, Adra, Padules, Alsodux y Huércal de Almería, además de en la vega de la capital. Todas ellas sentían y compartían la misma necesidad de abrir nuevas vías de exportación a sus productos, en especial a los de uva y naranja. La falta de mercado y la carencia de un cuerpo propio dedicado a la comercialización, estaban haciendo que su precio cayera incluso por debajo de los costes de producción, provocando el abandono de los cultivos, el despoblamiento de los pueblos y la emigración de sus habitantes. Hacer frente a esta situación y erradicar sus causas, es la tarea que asumió Juan del Águila Molina y que le llevó a recorrer una y otra vez la provincia de Almería promoviendo la creación de nuevas cooperativas y ayudando a fortalecer la actuación de las ya existentes, lo que le convirtió en el principal impulsor del asociacionismo agrario de aquellos años. Una labor en la que le acompañaba su mujer, Carmina, que los domingos y festivos le seguía junto a sus hijos en sus viajes a los pueblos; y para la que inicialmente contó con la colaboración y apoyo de los vocales de la UTECO Juan García Jiménez, Melchor Montoro Amate, Pedro Aparicio Alcalá, Joaquín Bretones y los sindicalistas Rafael Salazar y Francisco García Villegas; a quienes se fueron sumando sucesivamente dirigentes de cooperativas uveras de Canjayar, Huécija, Berja y Dalías como Emilio Esteban Hanza, José Romera Granados, Jesús Alférez Callejón, Francisco Martín, Alfonso Lirola Baena y Enrique González Salvador; de cooperativas naranjeras de Gádor, Rioja y Viator, como Francisco Abad, Emilio Góngora, Francisco Díaz Molina, José Alfonso y Julio García Aguilar; de las cooperativas de hortalizas que se iban creando en Roquetas, Balerma o Balanegra, como Jesús Durbán Remón, Andrés Nache Morales y Enrique Molina Fernández, de la comarca del Almanzora, como Luis García García, y de agricultores y empresarios vinculados a la vega de Almería, como Modesto Gutiérrez Capel, Domingo Fernández Lozano o Luis Berenguel Sánchez.
Gracias a su carácter decidido y emprendedor, capacidad de trabajo y los alentadores resultados conseguidos en sus primeras actuaciones orientadas a la mejora de la comercialización y a la adquisición conjunta de suministros agrícolas para los cooperativistas, la Junta Rectora de la UTECO tomó la decisión de acometer nuevas inversiones económicas encaminadas a la creación de infraestructuras dirigidas a renovar los canales y medios de gestión destinados a la exportación agrícola. Fue entonces cuando se planteó la necesidad de crear una Caja Rural de ámbito provincial que promoviera el crédito rural en todas sus manifestaciones. Y Juan del Águila, como secretario general, asumió personalmente la redacción de sus estatutos sociales, que recibieron la aprobación oficial del Ministerio de Trabajo el 12 de marzo de 1963. Tres meses después, el día 8 de junio, la Caja Rural Provincial de Almería celebraba su asamblea constitutiva, a la que asistieron representantes de 29 cooperativas, siendo Juan del Águila elegido secretario general del Consejo Rector que preside Jesús Durbán Remón. Aunque tendrán que pasar tres años más para que la cooperativa de crédito rural iniciase su actividad cara al público con la apertura de su primera oficina en Almería capital, teniendo como director al propio Juan del Águila, y como primeros empleados a dos profesores mercantiles incorporados a la causa cooperativa, Felipe Ibáñez Ventura y Miguel Rodríguez Guillén, lo que ocurrirá finalmente el día 20 de abril de 1966.
Durante sus dos primeros años de actividad, la nueva Caja Rural se limitó a recibir depósitos y aportaciones de sus cooperativas asociadas y de los socios de éstas, y a conceder pequeños préstamos con cargo a sus recursos propios. Los dos primeros créditos, de 350.000 pesetas, se concedieron el día 10 de agosto de 1966 a una cooperativa uvera de Canjáyar y a otra hortícola de Balerma, con cargo a los 3,5 millones de pesetas de recursos propios de las 29 cooperativas asociadas y 18 socios particulares que había logrado reunir hasta aquel momento. Pero no será hasta finales de 1968, una vez obtenido el título de caja calificada por el Ministerio de Hacienda, cuando pueda también atender operaciones con cargo al crédito oficial del Estado, y comience a abrir sus primeras oficinas en la provincia. Una actuación en la que colaborarán las personas que durante estos años se han ido incorporando al Consejo Rector de la entidad, como Emilio Esteban Hanza y José Romera Granados de Canjáyar, Jesús Espinosa Godoy -que será presidente entre 1973 y 1987-, Francisco López Carretero de Ohanes, Jesús Alferez Callejón de Dalías, Bernardo Maldonado de El Ejido, Francisco Fernández de Adra, Emilio Góngora de Gádor, Miguel Quesada de la vega de Almería y Manuel Escánez de El Parador. La impronta personal de Juan del Águila, junto a su capacidad para transmitir valores sociales y espíritu de trabajo y dedicación a quienes se van sumando al nuevo proyecto cooperativo de crédito rural, marcará el crecimiento constante y continúo de la entidad en los años siguientes, en la que sus más estrechos colaboradores serán Juan de la Cruz Cárdenas Rodríguez, al frente del área de sucursales, Antonio Pérez Lao en la de organización y personal, y Ángel Lirola Suárez en la financiera.
El espíritu social y el compromiso con el campo y el medio rural de aquellos hombres se puso de manifiesto definitivamente con motivo de las lluvias torrenciales que asolaron las provincias de Almería, Granada y Murcia el 19 de octubre de 1973. Aquellas trágicas aguas fueron una desgracia para Almería, pero permitieron que la Caja Rural dejase patente el alcance de su vocación y compromiso. Juan del Águila y sus empleados recorrieron las zonas más dañadas de las cuencas de los ríos Almanzora y Adra, cuyas aguas inundaron pueblos enteros, llevando a la muerte a algunos de sus vecinos y a la ruina a otros muchos. La enorme actividad desplegada aquellos días terminaría identificando a los agricultores con la entidad que les presta ayuda directa, y marcará un hito que supone un antes y un después en la historia de la Caja Rural. Fue entonces cuando los almerienses definitivamente tomaron conciencia de que contaban con una entidad de crédito que atiende y apoya sus necesidades.
Desde aquel momento, comprometida con las demandas y necesidades del campo almeriense, se convirtió en el instrumento financiero propio del sector agrario de ésta provincia, contribuyendo decisivamente a su modernización y transformación. Y para contribuir a conseguirlo, cuando la Caja Rural obtuvo sus primeros beneficios, Juan del Águila los destinó a crear una finca experimental agraria que aportase conocimiento a la moderna agricultura intensiva que empezaba a abrirse camino, sin olvidar a la fruticultura tradicional. Un centro de investigación aplicada, en el paraje ejidense de ‘Las Palmerillas’, cuyos trabajos con el paso de los años se convertirán en referentes de investigación aplicada a nivel nacional y europeo, en relación a sistemas y variedades de cultivo y producción, estructuras y materiales de invernadero, uso y gestión del riego agrícola, técnicas fitosanitarias y aplicación de energías renovables.
Hasta tal punto consigue vertebrarse la Caja Rural en su entorno de actuación, que hoy no puede analizarse el desarrollo que ha conocido la agricultura almeriense en los últimos cincuenta años sin tener en cuenta el papel desempeñado por la cooperativa de crédito; de la misma forma que la evolución de la entidad financiera no puede analizarse sin tener presente su origen social y su vinculación al sector agrario. De modo que en 1983, cuando apenas habían transcurrido diecisiete años desde la apertura de su primera oficina, la Caja Rural de Almería se convirtió ya en la primera caja rural española. Y pese a las limitaciones legales que todavía mantenían encorsetadas a las cooperativas de crédito rurales respecto a las demás entidades bancarias, la permanente progresión de su actividad crediticia le llevó también a que seis años más tarde, en 1989, se situase ya como la entidad financiera con mayor cuota de mercado en Almería, superando a todos los demás bancos y cajas de ahorros que operan en esta provincia. Ese mismo año, la visión y lucidez para adelantarse a los acontecimientos de Juan del Águila volvería a ponerse de manifiesto cuando la Caja Rural, ajena a la crisis que en los años ochenta había afectado a más de cincuenta bancos y veinte cajas rurales españolas, da inicio a su primera expansión territorial. La desaparición de las cajas rurales de Murcia y Barcelona, que acabaron siendo absorbidas en 1988 y 1989 por las cajas de ahorros de sus respectivas provincias, y la entrada en vigor de una nueva legislación que le permitió operar en ámbitos geográficos distintos a los de su provincia de origen, sería aprovechada por la entidad almeriense para cubrir el espacio que ambas habían dejado. En el caso de Murcia, favorecida por la proximidad geográfica, la importancia de su actividad agrícola y la existencia de relaciones comerciales comunes; y en el de Barcelona, por la importante base social de almerienses y andaluces que habían fijado allí su residencia procedentes de la emigración, trabajaban en sus principales cinturones industriales, y veían con orgullo y satisfacción cómo una entidad financiera de su tierra se disponía a adentrarse en el difícil mercado catalán.
Tres años más tarde, en el proceso de renovación de los órganos de gobierno que tuvo lugar en la Asamblea General de 1992, Juan del Águila Molina finalizó su desempeño como Director General al ser elegido Presidente de la entidad. En los años que siguieron, al tiempo que la Caja Rural continuaba creciendo, ampliando su actividad a todos los sectores productivos y aumentando de tamaño y dimensión, él era reconocido ya como uno de los hombres con mayor influencia en el movimiento cooperativo de crédito español, quedando de manifiesto su liderazgo cuando en 1995 fue elegido presidente del Banco Cooperativo Español y vicepresidente de la Confederación Internacional del Crédito Agrícola. Unos años antes, él mismo había sido uno de los principales promotores e impulsores del Banco de las cajas rurales, creado en 1990 tras haberse roto el anterior Grupo Asociado Banco de Crédito Agrícola-Cajas Rurales. En la presidencia de este nuevo Banco Cooperativo Español volvería a dejar huella de su capacidad de gestión al duplicar en sólo cinco años su capital y recursos propios, mientras que sus intervenciones se escucharon en el Senado de España o en los foros internacionales del movimiento cooperativo celebrados en Nueva Delhi, Zurich y Florencia.
Sin embargo, diferencias de criterio sobre la estrategia a seguir por las cajas rurales españolas y el modelo de futuro de las empresas participadas de su Grupo, de las que la Caja Rural de Almería era el principal accionista español, terminaron provocando un distanciamiento de la entidad almeriense respecto a la dirección nacional de la Asociación Española de Cajas Rurales, lo que se tradujo en su decisión de emprender iniciativas propias en base a su independencia y autonomía de actuación, así como a su dimensión y a la fortaleza de sus recursos propios. Un camino al que se sumó la Caja Rural de Málaga, y que en el año 2000, tras la fusión de ambas entidades, dio lugar a Cajamar, que hoy es la primera cooperativa de crédito y una de las doce entidades significativas del sistema financiero de nuestro país. Habiendo desarrollado en la última década un nuevo proceso de expansión geográfica y diversificación de negocio en toda España. Finalmente, en 2006, cuando se acercaba a cumplir los 76 años, el fundador de Cajamar Caja Rural, conforme al plan de sucesión que él mismo había previsto y organizado, anunció su retirada, dio un paso al lado y entregó el testigo a una nueva generación de ejecutivos que garantiza la continuidad de su obra, mientras que él aceptó ser designado Presidente de Honor y permanecer vinculado a la entidad al frente de la Fundación Cajamar, cuyos principales fines son el fomento de la economía social, la investigación científica, la innovación, el desarrollo tecnológico y la defensa del medio ambiente.
En resumen, los cargos desempeñados a lo largo de su carrera fueron:
- Secretario General del Consejo Rector y Director Gerente de la Unión Territorial de Cooperativas del Campo de Almería (1958-1975)
- Secretario General del Consejo Rector de Caja Rural de Almería (1963-1975)
- Director ejecutivo/Director General de Caja Rural de Almería (1966-1992)
- Presidente de Caja Rural de Almería/Cajamar (1992-2006)
- Consejero de Seguros RGA (1986-2005)
- Consejero del Banco Cooperativo Español (1990-2006)
- Presidente del Banco Cooperativo Español y Vicepresidente de la CICA (Confederación Internacional del Crédito Agrícola (1995-2001)
- Presidente de Honor de Cajamar y Presidente de la Fundación Cajamar (desde 2006-2012)
Un hombre sencillo e inconformista
Como fundador y director general de la Caja Rural de Almería y como presidente de Cajamar, de una u otra forma, la figura de Juan del Águila Molina ha estado presente en todas y cada una de las iniciativas planteadas en Almería para conseguir que la fase de crecimiento de las últimas décadas sea sostenible en el tiempo. Especialmente las relacionadas con las innovaciones aplicadas al nuevo modelo productivo agrícola almeriense, al desarrollo de la industria auxiliar, a la mejora de las estructuras propias de comercialización y a la mejora del medio ambiente en el mundo rural, y sobre todo en la modernización de los regadíos y el uso racional del agua (“el combustible que hace crecer nuestra economía”, como él decía), una de sus principales preocupaciones y reivindicaciones, al tratarse de un bien tan escaso como imprescindible para el futuro de la economía y la sociedad almeriense.
Poco amigo de las entrevistas y reportajes, y más del trabajo discreto y reservado, en sus intervenciones públicas no dudaba en exponer sus planteamientos con naturalidad y sencillez. Solía decir que trabajó veinte años como abogado porque de algo tenía que vivir su familia, pero que el campo y los agricultores habían sido siempre su verdadera vocación; y por ello, cuando pudo, se dedicó ya por completo a ellos, a promover su desarrollo, entendiendo que su reto no era otro que hacer cómplice a la sociedad de su actuación.
De ahí que desde el primer momento transmitiera que la Caja Rural era para todos, y la mantuviera alejada del debate político que terminó afectando a otros bancos y cajas, justificando su actividad de acuerdo con los principios de tradición cooperativista diciendo que “el propósito que nos guía es el de dotar a la sociedad de un instrumento útil que cubra las necesidades financieras de la economía familiar y de la mediana y pequeña empresa, dando prioridad a las relaciones humanas y al trabajo de las personas”.
Hombre modesto y de carácter prudente y reservado, de Juan del Águila se ha escrito que era la antítesis del boato y la fama que rodeaba a muchos banqueros de su generación, y que sin duda su figura era la más iconoclasta y singular. No era partidario de recibir reconocimientos ni homenajes personales –deseaba que todos fueran para la entidad-, si bien en 1975 fue distinguido con la Cruz de la Orden Civil al Mérito Agrícola, y ya en los últimos años de su trayectoria profesional fue galardonado con la Medalla de Oro de Andalucía (2002) y la Medalla de Oro de la Universidad de Almería (2005). Asimismo, coincidiendo con su jubilación, recibió la Medalla de Oro de la Ciudad Almería (2007), la Medalla de Oro de la Confederación Empresarial de la Provincia de Almería (2007), el Premio de la Asociación de Empresarios del Mármol (2007), y la Medalla de Oro de la Cámara de Comercio de Almería (2010). También le fue otorgada la Medalla de Oro de la Provincia de Almería (2014) y la Medalla de Oro de la Federación de Regantes de Almería (2017).
Autor del texto: Manuel Gutiérrez Navas. Periodista, licenciado en Historia y doctor en Ciencias Políticas. Director de Comunicación de Cajamar. Basado en su artículo publicado en Grandes Empresarios Andaluces, edt. LID Editorial Empresarial. Madrid, 2011.
La AP-APAL y el Colegio de Periodistas de Andalucía en Almería (CPPA Almería) muestran su pesar por el fallecimiento de su socio de honor y quieren hacer llegar a través de estas líneas su condolencias a toda su familia y a la entidad Cajamar. Nos deja un almeriense que ha sido todo un referente en la vida social y económica de Almería con una trayectoria impecable.
Juan del Águila Molina (Almería, 1930) fue un abogado, cooperativista y financiero español. Era fundador y presidente de honor del grupo bancario cooperativo Cajamar y presidente emérito de la Fundación Cajamar. Cursó estudios de Magisterio y se licenció en Derecho por la Universidad de Granada. Finalizados sus estudios, se dedicó a la profesión de abogado. En los años 60 promocionó entre los agricultores almerienses la necesidad de crear cooperativas agrícolas. Todo ello mediante encuentros directos con los trabajadores del campo, a quienes concienciaba de la necesidad de unirse ante un mercado tan complejo. En un momento en que las entidades financieras no prestaban capital al sector agrícola almeriense, Juan del Águila dejó su profesión de abogado en un segundo plano y promovió, junto con Jesús Durbán Remón, la fundación de una cooperativa de crédito rural, que abrió su primera oficina en 1966. Así nació Cajamar, convertida hoy en la más importante caja rural y sociedad de crédito y ahorro de naturaleza cooperativa de España, entidad de la que primero fue director general, hasta 1992, y después presidente.
Del Águila ha compaginado sus responsabilidades al frente de Cajamar con la presidencia del Banco Cooperativo Español, la vicepresidencia de la Confederación Internacional del Crédito Agrícola, la presidencia de la Federación Andaluza de Cajas Rurales y ha sido miembro de la Comisión Gestora del Fondo de garantía de depósitos (España), y del Consejo Social de la Universidad de Almería. En 2006 cedió la presidencia de la entidad a Antonio Pérez Lao pasando a ser presidente de honor. Ese mismo año se constituyó, impulsada por él, la Fundación Cajamar cuya presidencia ocupó.
Del Aguila estaba en posesión de numerosos reconocimientos y distinciones. Entre ellos Cruz de la Orden Civil al Mérito Agrícola, Andaluz del Año 1992, Medalla de Andalucía 2000, Medalla de Oro de Almería 2007, Premio Macael a la Persona 2007, Premio a la trayectoria empresarial ASEMPAL 2007, escudo de oro del Colegio de Abogados de Almería 2008, Medalla de Oro de la Provincia de Almería 2014, y socio de honor y escudo de oro de la Asociación de Periodistas – Asociación de la Prensa de Almería (AP-APAL), 1999.
El Ayuntamiento de Almería se une al dolor por el fallecimiento de Juan del Águila
El alcalde, Ramón Fernández-Pacheco, lamenta en nombre de la Corporación municipal la sensible pérdida del fundador de Caja Rural de Almería y presidente de honor de la cooperativa bancaria Cajamar
El Ayuntamiento de Almería se ha unido al dolor unánime por la muerte de Juan del Águila, fundador de Caja Rural de Almería y presidente de honor de la entidad bancaria Cajamar, al que el Consistorio almeriense otorgó en 2007 la Medalla de Oro de la Ciudad, su más alta condecoración honorífica.
“Juan del Águila concedió a miles de pequeños agricultores el crédito más valioso que existe, que es aprender a creer en ellos mismos”, ha señalado el primer edil en un tuit de condolencia. “Almería tendrá siempre una eterna deuda de gratitud con él. Que descanse en la paz de los hombres buenos”, ha dejado escrito en las redes sociales.
El alcalde ha querido plasmar así, en nombre de la Ciudad y de la Corporación municipal, el pésame por el fallecimiento de uno de los almerienses más ilustres que ha dado esta tierra, cuya contribución ha sido fundamental para el desarrollo de nuestra agricultura, pilar básico del desarrollo y progreso de Almería y hoy ejemplo mundial de calidad e innovación.
Fernández-Pacheco ha destacado el carácter “emprendedor” de Juan del Águila, “sin perder nunca su humildad y espíritu de servicio, lo que le hizo grande como profesional, pero, sobre todo, como persona. Su vida siempre fue un ejemplo y, por eso, su muerte nos deja huérfanos a todos los almerienses”.
ASEMPAL lamenta la pérdida de Juan del Águila Molina
ASEMPAL expresa su pesar por la muerte de Juan del Águila Molina, fundador de Caja Rural de Almería, presidente de honor de Cajamar y Premio Asempal a la Trayectoria Empresarial en 2007.
En estos momentos de dolor para Almería y el colectivo empresarial almeriense, Asempal quiere rendir un emocionado homenaje de respeto a un hombre que siempre mostró un compromiso incondicional con esta provincia que le vio nacer.
Para José Cano García, presidente de Asempal “la agricultura almeriense no sería lo que es en nuestros días sin Juan del Águila. Desde mitad de la década de los 60, Juan del Águila inculcó entre los agricultores la idea de que la unión entre ellos y la asociación hace la fuerza y promovió la creación de una cooperativa de crédito rural que respondiera a las necesidades de los agricultores almerienses.
Tuvimos la suerte de contar con una extraordinaria persona que se adelantó a su tiempo y que creyó en Almería, por entonces aislada y sedienta”.
Quedará para siempre entre nosotros su capacidad emprendedora, empeño y visión de futuro que hizo que la Caja creciera año tras año, aumentando su dimensión y poniendo las bases y valores de su fortaleza actual, sin perder nunca ese espíritu de servicio que motivó el nacimiento de la entidad.
Su muerte nos ha impactado profundamente. Descanse en paz.
Mensaje de condolencias del Rector de la UAL por el fallecimiento de Juan del Águila
La Universidad de Almería muestra sus más sinceras condolencias por el fallecimiento de don Juan del Águila, fundador de la entidad Cajamar-Caja Rural.
El rector de la UAL, Carmelo Rodríguez, traslada su más profundo pésame a amigos y familiares tras haber conocido esta mañana la noticia. “Hoy nos ha dejado un pionero en el desarrollo económico de nuestra provincia y un excelente colaborador con la Universidad de Almería”.
La figura de Juan del Águila no sólo ha sido más que relevante para el crecimiento económico y social de nuestra provincia sino que además “era un hombre sencillo, amable y una gran persona”.
El PSOE expresa su pésame por la muerte de Juan del Águila
Sánchez Teruel : “Nos deja uno de los protagonistas del milagro económico que ha vivido Almería en las últimas décadas”
El secretario general del PSOE de Almería, José Luis Sánchez Teruel, en nombre de los socialistas de la provincia, ha expresado su pésame por la muerte de Juan del Águila. “Con su fallecimiento, se pierde una figura insustituible en la historia agrícola y económica de la provincia de Almería”, ha manifestado.
Sánchez Teruel ha recordado el impulso que supuso para la incipiente agricultura bajo plástico de la provincia la creación, en 1963, de la Caja Rural Provincial de Almería, hoy Cajamar, que Del Águila dirigió hasta 1992 y presidió hasta 2006. “Nos deja uno de los protagonistas del milagro económico que ha vivido Almería en las últimas décadas”, ha subrayado.
Rodrigo Sánchez Haro lamenta la muerte de Juan del Águila, uno de los impulsores de la transformación agraria almeriense
El consejero subraya el papel clave del fundador de Caja Rural de Almería, hoy Cajamar, “un pionero, un visionario y un impulsor del cooperativismo”.
El consejero de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural, Rodrigo Sánchez Haro, ha mostrado su pesar por la muerte de Juan del Águila Molina, fundador de Caja Rural de Almería (hoy Cajamar), al tiempo que ha trasladado el pésame a familiares y allegados de una figura que “deja un hueco enorme en Almería, que queda huérfana de una de las figuras más influyentes y determinantes no sólo de su historia más reciente, sino de lo que hoy es”. Sánchez Haro ha subrayado que Del Águila “es uno de los máximos responsables del ‘milagro económico almeriense’, ayudando a transformar una agricultura que era de subsistencia para llevarla al liderazgo internacional que hoy ejerce”.
“Juan del Águila no sólo fue un pionero, sino además un visionario. Él supo reconocer el futuro que tenía Almería en un momento en el que pocos apostaban por ella: donde la mayoría veía una pobreza casi endémica, él supo ver un campo de cultivo propicio”. Desde el punto de vista del consejero, “no sólo dio esperanza a la provincia almeriense, sino que aportó las herramientas necesarias para su transformación fundando la Caja Rural de Almería, que con sus ayudas permitió que muchos agricultores empezaran a crecer”.
“Firme impulsor del cooperativismo que hoy está en el ADN de nuestra agricultura”, en su más de medio siglo de trabajo constante “Juan del Águila puso los pilares de un modelo agrícola que hoy es referencia mundial y que tiene su reflejo en ese mar de invernaderos que él ayudó a crear”.
Muy comprometido con el mundo rural, fue una referencia también “en la lucha por el ahorro del agua, consciente de que es el elemento clave” en el que se apoya la transformación agrícola almeriense. “Gran innovador, pocas figuras hay que hayan generado a su alrededor el mismo nivel de consenso, respeto, reconocimiento, admiración y cariño”. Sánchez Haro ha subrayado que “cambió la forma de ser de Almería y nos hizo mejores, nos hizo en buena parte lo que somos hoy”.
Obituario. Juan del Águila Molina
Juan del Águila Molina (Almería, 1930-2018). Impulsor del cooperativismo agrario y fundador de Cajamar, por su contribución al crecimiento y desarrollo económico ha sido considerado el almeriense más influyente del siglo XX
Abogado y cooperativista almeriense, fallecido a los 88 años, fue un hombre adelantado a su tiempo. Fomentó la creación de numerosas cooperativas y empresas agrícolas y en 1963 promovió la constitución de la Caja Rural Provincial de Almería, que dirigió hasta 1992 y de la que fue presidente hasta 2006, año en que decidió apartarse de la función ejecutiva tras haberla convertido en la primera caja rural y en la primera cooperativa de crédito española. Los últimos años de su vida los dedicó a la Fundación Cajamar, donde ha dejado el legado de sus ideas emprendedoras y su firme defensa de un modelo agrícola innovador y competitivo, ajeno a las subvenciones y orientado al mercado y al cliente.
Lo que Juan del Águila ha representado en el mundo del cooperativismo agrícola y de crédito durante una larga y fructífera etapa que abarca más de 50 años de dedicación al trabajo, es ampliamente conocido. Desde sus inicios como secretario y gerente de la Unión Territorial de Cooperativas del Campo (UTECO) en Almería y como impulsor, director y presidente de la Caja Rural de Almería (Cajamar, desde el año 2000), hasta su retirada en 2012 como presidente de la Fundación Cajamar, su trayectoria profesional estuvo guiada por lo que, al igual que otros grandes emprendedores de su generación, sería su lema vital: esfuerzo y anticipación.
En una época marcada por el inexorable éxodo del campo a la ciudad que se produjo en la España de las difíciles décadas de los 50 y 60 del siglo XX, Juan del Águila supo tener la visión de promover en Almería la constitución de cooperativas como pilares sobre los que basar la consecución de un futuro mejor, en una provincia caracterizada hasta entonces por el atraso de su estructura productiva y su carencia de medios. Apoyó decididamente a la generación de agricultores y empresarios agrícolas que transformaron el campo almeriense de los tradicionales cultivos de secano a las modernas explotaciones de primor bajo plástico, que a mediados de los años 70 protagonizaron el llamado «modelo de transformación almeriense» con el acceso paulatino a los mercados europeos, y que a partir de los años 80 dieron origen al actual cluster agroindustrial existente en esta provincia.
En el ámbito de las cooperativas de crédito, fue un firme partidario de la modernización, crecimiento y consolidación de las cajas rurales en el sistema financiero español, y en 1989 lideró la creación del Banco Cooperativo Español, del que fue presidente de 1995 a 2000. En un sector atomizado por un alto número de entidades de pequeño tamaño, se mostró partidario de acometer procesos de concentración, con el fin de aumentar su dimensión y mejorar su competitividad. En el año 2000 propició la fusión de las cajas rurales de Almería y de Málaga, de la que surgió Cajamar y a la que años más tarde se fusionaron también la Caja Rural del Duero, la Caja Rural de Baleares, las valencianas Caja Campo, Ruralcaja, Caja Rural Castellón, Crèdit Valencia, CR Casinos y Caixa Albalat, así como la Caja Rural de Canarias.
En sus últimos años de trayectoria profesional disfrutó, desde la presidencia de la Fundación Cajamar, de abrir nuevos espacios para la reflexión, la innovación y la transferencia de conocimiento. Entre sus grandes inquietudes estuvo siempre la educación y la formación de las nuevas generaciones de almerienses. Solía decir que con mayor conocimiento y una mejor tecnología, la juventud, con su trabajo, superará las coyunturas negativas que han de venir y dará un nuevo impulso a la generación de riqueza: «De igual modo que hemos conseguido hacer de Cajamar un referente dentro del sistema financiero español, nuestra juventud hará de las técnicas de la agricultura almeriense un ejemplo a seguir a nivel mundial, un elemento de prestigio para nuestra tierra en la sociedad. Pero no olvidemos que nuestra actuación ha de marcarla el mercado y nuestra guía ha de ser el cliente. Todo lo demás, para mí, resta en vez de sumar».
Aunque no fue un hombre dado a los reconocimientos, se enorgullecía de las distinciones y condecoraciones de las que fue objeto, especialmente de la Medalla de Oro de Almería. Y no por vanidad, que nunca la tuvo, sino como reflejo del afecto y admiración que siempre sintió por su tierra natal. Quienes trabajaron con él o estuvieron cerca suya en alguna de sus actividades, destacan especialmente su compromiso con el mundo rural y el movimiento cooperativo, su capacidad de trabajo, cultura, humanidad, sabiduría y compromiso.
Fue pionero en lo que hoy se llama «responsabilidad social», especialmente en el plano de la economía social y del desarrollo local sostenible, primero en el seno de la entidad financiera y más tarde desde la Fundación Cajamar, dispuesto siempre a apoyar y desarrollar iniciativas de investigación, experimentación y transferencia de conocimiento, a las que dedicaba toda su atención personal. Así, en 1975 promovió la creación de una estación experimental dedicada a la investigación agronómica, imprescindible para la agricultura moderna; en 1998 un instituto de estudios socioeconómicos como herramienta de análisis y de difusión del conocimiento y de la cultura, como elementos imprescindibles para el bienestar de las sociedades; en 2006 un centro de investigación medioambiental, para ayudar a recuperar los daños colaterales ocasionados por la acción humano y propiciar un modelo de sostenibilidad, y en 2009 un centro sociocultural a través del cual canalizar y difundir iniciativas sociales y culturales en la provincia de Almería.
Apasionado de la lectura y de la naturaleza, ha fallecido tras una larga vida plena y activa.
Siempre le recordaremos
Manuel Gutiérrez Navas
Director de Comunicación de Cajamar y directivo de la Asociación de Periodistas – Asociación de la Prensa de Almería (AP-APAL)