Parafraseando en síntesis el proverbio presidencial con el que se pretendía tranquilizar a la sociedad, parece evidente que España no va bien por mucho que las homologaciones internacionales pretendan neutralizar la percepción de muchos españolitos y españolitas de a pie que tenemos una cierta incertidumbre.
Y la prueba más evidente de la inseguridad con que contamos en nuestro ámbito más próximo es que, en términos políticos, el bipartidismo se ha resquebrajado tan como se conformó en pro de un pluripartidismo que está empeorando la situación en su más amplio sentido. Este pluripartidismo se ha plasmado, en términos políticos generalistas, en la afloración de Podemos por la Izquierda, Ciudadanos y Vox por la Derecha y la ruptura de CiU. Si el motor de todo sistema político democrático está basado en los Partidos Políticos se puede fácilmente percibir el estado en que se halla el sistema político de libertades públicas español desde que se resquebrajara el bipartidismo con el consiguiente surgimiento de las fuerzas políticas mencionadas y su aportación al sistema, generando un estado que muchos comparamos con el preconstitucional, e incluso hay quien lo compara con el de épocas pasadas.
Si la economía personal suele ser el mayor índice para medir la situación política, podemos observar, por ejemplo, que las remuneraciones económicas de los nuevos trabajadores han retrocedido, la inseguridad ciudadana ha aumentado y las relaciones de género se han redefinido.
Recuerdo cuando se denunciaba desde LA CRÓNICA, en los años 80, a agricultores por “negreros” al tener trabajando a africanos en las mismas circunstancias a como lo están hoy en día; y la agricultura en la provincia de Almería, que es su motor de desarrollo social, ha servido para atraer en la segunda mitad de los 90 a ingente número de africanos que llegaban a Ceuta en la incesante búsqueda de una vida mejor. Ello sirvió en la provincia de Almería para comenzar a redefinir lo que acabaría siendo el núcleo filosófico de la reforma laboral vigente.
No quiero pensar en que la medida gubernamental de José María Aznar de crear suelo urbanizable fuera del casco urbano se hiciera a sabiendas de que tendría fecha de caducidad y no solo pensando en la que resultaría falsa teoría de que a mayor oferta menor coste económico de la vivienda. Fue el comienzo de lo que se vendría a llamar comúnmente ‘época del ladrillo’ que despoblaría el campo, en particular el almeriense, aunque, en mi opinión, provocó un efecto llamada que despoblaría el campo almeriense. Máxime cuando casi todos los africanos que llegaban a Ceuta acabarían en Roquetas de Mar, donde también arribaron ingente número de rumanos.
Este asentamiento masivo de inmigrantes a Roquetas de Mar cambiaría la idiosincrasia local, consiguiéndose el aplauso de los agricultores por la nueva mano de obra barata y el aumento de población en el municipio llegando a traspasar al históricamente mayoritario en la provincia por los mismos motivos. Pero el tiempo, se dice con todo fundamento, es el mejor Juez, y ciertamente ha dicho que fue un error el asentamiento masivo de inmigrantes en el municipio porque ha sido la causa, provocada por la crisis económico-social, de haberlo colocado en el segundo de España en número de denuncias consecuencia del elevado grado de inseguridad ciudadana existente, así como la desaparición de la mano de obra española, que como recurso o no encontraba en la agricultura una salida laboral.
Y este asentamiento de inmigrantes ha provocado recientemente un atractivo para este sector social, al haber encontrado en Roquetas de Mar unos precios baratos en alquileres de viviendas, a lo que se han visto obligados muchos inversionistas para asegurarlas de okupas y aliviar el coste económico en su mantenimiento. Este nueva llegada de inmigrantes proviene de La Mojonera, municipio almeriense con el mayor % de inmigración, y se está asentando en la que llegó a ser una preciada zona para residencia como es la de Buenavista y Barrio Bomba, que es la zona comprendida entre El Puerto y el principio de La Urba.
Ciertamente Roquetas de Mar no es una ciudad con pobladores nativos sino que en su mayoría son residentes extranjeros y nacionales. Ambos colectivos de residentes se han integrado socialmente a excepción de los africanos que no han conseguido integrarse socialmente pero porque así parece haberlo deseado ellos y no por haber sido repelidos por los europeos. Ello ha provocado un cierto grado de xenofobia solamente achacable, como digo, a los propios inmigrantes que también la utilizan para en función de sus intereses personales.
La consecuencia de todo ello está siendo una huída de residentes europeos hacia otros municipios ante la inseguridad que poseen en una ciudad a la que llegaron a hacer vida al aire libre.