De estos versículos se sabe que eran los escribas y fariseos los que de buen grado se hacían llamar maestros. A los escribas de aquel entonces en la actualidad se les llama sacerdotes, pastores, obispos, cardenales hasta llegar al llamado «Santo Padre» –a quien, como Jesús mandó, no se le debería llamar padre. Por otro lado leemos en el Nuevo Testamento lo que Cristo en aquel entonces siendo Jesús dijo a los sacerdotes; Él empleó palabras muy claras: «Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas, porque diezmáis la menta y el eneldo y el comino y dejáis lo más importante de la ley; la justicia, la misericordia y la fe. Esto era necesario hacer, aunque sin dejar de hacer aquello. Guías ciegos sois» (Mt 23, 23-24).
O bien; «Sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera, a la verdad, se muestran hermosos, mas por dentro están llenos de huesos muertos y de toda inmundicia. Así también vosotros por fuera, a la verdad, os mostráis justo a los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía e iniquidad» (Mt 23, 27-28).
Así habla entonces Jesús, el Cristo, el Hijo de Dios. Y después de esto Dios, el Padre de Aquel que acaba de hablar, habría dicho en el libro de Moisés que hay que dedicarles vestiduras santas a estos fariseos y escribas. Aquí sin duda que hay algo que no concuerda.¿A quién no le resulta extraño esto? Y no sólo es extraño sino que es paganismo puro. Y estos aspavientos paganos los seguimos viendo todavía hoy, la pompa de los paganos, que no tiene nada que ver con la palabra de Dios a través de los profetas del Antiguo Testamento y es completamente lo contrario de lo que es la palabra actual de Dios a través de Su profeta para el tiempo actual.
Dios, nuestro Padre, dijo en Abril de 2005 a través de Gabriele la profetisa y mensajera de Dios para el tiempo actual: «Jesús, que según la carne era hijo de un carpintero, vestía como el pueblo. También los profetas que Yo envié a los hombres, se vestían igual que el pueblo. Ningún ser celestial hecho hombre, para anunciar Mi mensaje siendo un ser humano se vistió con púrpura, oro ni seda».