Nadie es racista ni siquiera xenófobo, pero lo realmente cierto es que ningún español, cualesquiera que sea su clase social, desea compartir círculo social con un inmigrante, de tal modo que las viviendas más económicas son las que se encuentran donde habitan inmigrantes y las zonas de recreo y asueto con menor número de españoles son en las que se encuentran inmigrantes.
La inmigración, ahora migración, es uno de los asuntos no resueltos en nuestra era democrática, muy al contrario, se ha agudizado durante los últimos lustros.
Me va a permitir, amable lector que distrae su tiempo en este espacio periodístico, reseñe dos casos reales que se vienen produciendo en la provincia de Almería. El primero será sobre la vivienda y el segundo sobre las zonas recreativas.
Pues bien, se viene dando el caso de necesitar una vivienda, piso por ejemplo, que por la zona donde se encuentra, las características de la vivienda y el precio puede resultar atrayente, pero el precio reatrae al comprador. Interesándole sobremanera la zona y consciente de que el piso se adapta a sus necesidades, piensa en algún artilugio que lo pueda hacer asequible, y se da el caso de que lo ofrece para alquiler, que estima puede darse la circunstancia de que podría ser un inmigrante quien más le puede convenir.
Así sucede cuando pasados unos años se ha producido un efecto llamada y ningún piso se vende, mucho menos a un precio de mercado sino que se da el caso de que le ofrecen al propietario una cantidad por debajo del valor de coste. Este caso concreto se está produciendo en la capital en la otrora zona de primera como era el Parque y en zonas residenciales de La Urba de Roquetas de Mar.
Pero en la capital se atisba otro caso, según me comentan, como es el Paseo Marítimo, y aseguran que le puede ocurrir como al Parque si no se adoptan medidas. Me resultaría asombroso ver el Paseo Marítimo como estoy viendo el Parque.
Lo descrito no es producto de una elucubración sino fácilmente constatable, y compartido levemente porque así me lo ha comentado un inmigrante con el que el grado de confianza es elevado. No se trata de racismo, ni de xenofobia, sino que se le atribuye este problema generado en la no inserción social, por el retraimiento de los inmigrantes y la incapacidad de los gobernantes. No menos cierto es que desde que pueden votar los inmigrantes se ha conseguido mucho y antes que el voto se conseguía más por ser una mano de obra barata.
En mi opinión, el problema de la inmigración se evidencia en el día a día y es uno de los que no se han resuelto durante la etapa democrática. Una tarea más de voluntad política que complejidad social, y buenos ejemplos tenemos en el concierto internacional, por mucho que en estos momentos se encuentre de actudalidad en algún país que precisamente le debe su carácter de potencia económica a ellos, y en el europeo.