Quien no ha aprovechado el verano de su vida no tiene frutos maduros que regalar en otoño, tampoco alcanzará la soberanía. Se podría decir que se trata de un viejo infantil que mira una y otra vez retrospectivamente su existencia terrenal, la que quizás fue espectacular desde un punto de vista mundano, pero en la que no cultivó el altruismo, la bondad, la generosidad o el sentido comunitario. Esa persona relatará su pasado construido sobre apetitos carnales, desenfreno, pasiones e instintosbajos, los que evidentemente no dieron frutos de amor a Dios y al prójimo, es decir hablará de una vida basada en el yo, yo, yo. Lo que queda entonces es una existencia avejentada que giró y sigue girando en torno a sí mismo.
Pero la vida de cada ser humano tiene un enorme valor. Sepa que en una única vida terrenal y con la ayuda de Cristo, podríamos deshacer muchos nudos y disolver muchos hilos de la red de nuestras analogías, si perseguimos de forma consecuente una meta más elevada y si prestamos atención a la energía del día y la aprovechamos. Igualmente tambiénen una única encarnación podemos ampliar considerablemente nuestra red de pecados.
Precisamente nuestra pareja no está tan cerca de nosotros por casualidad, en la red de siembra y cosecha es nuestro <más cercano prójimo>. Es decir, si resolvemos con la pareja lo que hay que resolver, la misericordia de Dios disolverá otros muchos hilos de culpas y ataduras, siempre que el prójimo nos perdone.