Estoy desolado. Han envenenado a la mayoría de los gatos callejeros de mi urbanización a los que yo les echaba de comer y beber todos los días. Ya no queda casi ninguno.
Encontraron una gatita agonizando y soltando espuma por la boca, la llevaron al veterinario y ya no tenía arreglo. Al resto no los hemos visto porque estaban escondidos, pero se supone que todos han sufrido la misma agonía horrible.
Da la casualidad que esta gatita era doméstica, la más cariñosa y confiada y que además estaba esterilizada. Yo la quería mucho porque la tuve alojada en mi casa durante un tiempo, pero se escapó porque quería vivir en libertad.
Se ha denunciado el hecho al Seprona de la Guardia Civil pero no tenemos ni idea de qué vecino ha sido. Al parecer, echaron anticongelante en el agua que les destroza los riñones. Yo no paro de rezar y pido castigo para el criminal.
El desarrollo de un país, así como la educación y empatía de sus ciudadanos se mide por el trato a los seres más vulnerables. Benditos garitos, los seres más bonitos.