Vamos, que sabemos que las bicicletas no son sólo para una determinada época del año o para hacer deporte, sino que constituyen un transporte con derecho a su propio espacio en la ciudad.
Es curioso comprobar cómo las personas que tienen en su mano cambiar la situación se cruzan de brazos y en lugar de contribuir a su implantación se dedican a hacer bromas sobre lo que en el resto de Europa es una realidad aplastante. No hay más que salir de España para ver cómo familias enteras se desplazan en bicicleta por los centros históricos de las grandes urbes con total normalidad, incluso en países con climas bastante menos benignos que el nuestro.
Se dice que las bicicletas que puso la Universidad de Almería a disposición de los estudiantes se están oxidando, y no es de extrañar, pues, si bien existe un carril-bici para ir desde el campus hasta la ciudad, una vez en la trama urbana tienes que jugarte el tipo para poder llegar a casa. Si vas por la calzada los coches te pitan y si vas por la acera, las ancianitas te insultan. ¿Sabían ustedes que aparcar la bici a una farola se castiga con multa en Almería? ¡Pues menos mal que la Diputación va a poner aparcabicis!
Pero, se quiera o no, la necesidad acabará por imponerse, pues no todos disponemos de un aparcamiento en el centro de Almería, los autobuses urbanos –en aquellos barrios a donde llegan- siguen siendo un desastre, no están los tiempos para comprarse una moto, y al final, lo más rentable será ahorrar la gasolina del coche y el dinero del gimnasio utilizando la bici como medio de transporte.
El tiempo nos dará la razón, pero ésta es tierra de cipotes y todavía tendremos que seguir aguantándolos. Lo que no saben es que la calle es tan nuestra como suya. Conquistémosla.
Bicicletas para el verano y burros para todo el año
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