Con motivo del aniversario de mi detención por la Policía Armada en Granada, llevé a cabo una reflexión muy personal en la que llamaba la atención un hecho peculiar de régimen dictatorial y a los cuatro años aparecer como cofundador de la alianza electoral llamada a preservar el susodicho régimen.
Cuatro años, y no más, la detención se produjo en diciembre de 1.972 y la fundación de Alianza Popular en marzo de 1.976, que pueden llamar, y con razón, la atención de cualquier observador. Pero ninguna incoherencia existe entre ambos hechos, cuyo último tramo del segundo ha sido el que despierta el interés de historiadores, a quienes agradezco pública y muy sinceramente el que hayan contrastado la información que poseían, aunque con el mismo alarde de sinceridad aseguro que tengo serias dudas sobre mi capacidad para haberles transmitido mi punto de vista o por el contrario, que lo descarto absolutamente, y simplemente lo reseño como única posibilidad alternativa, hayan ofrecido una reseña intencionada.
El solo hecho de haberme insertado en sus trabajos literarios, tres hasta ahora de los que tengo constancia, es motivo de satisfacción personal para mí, porque honestamente nunca pude pensar que estaba haciendo Historia, máxime a una edad en la que era lo que menos se me hubiera ocurrido. Este período de seis años de mi vida en plena juventud podría verse desde otro punto de vista, sobre todo porque mi juventud, en los 20 de lleno, fue un condicionante que limitó el compromiso adquirido.
Y esto es precisamente lo que anuncio quiero transmitir en primera persona, que no es otra cosa que ofrecer al ávido lector interesado en esa etapa de la Historia de España, como fue la Transición Política, mi opinión, que por supuesto será la más subjetiva de los tres relatos que se han llevado a cabo hasta ahora. No es porque me encuentre insatisfecho, que cuentan los tres autores con mi reconocimiento expreso y mi agradecimiento sincero, sino porque siempre me han inspirado las formas tanto como el fondo, y es lo que pretendo relatar en primera persona con toda la carga de subjetividad que ello conlleva para que el lector se haga una exacta composición al constatar lo expuesto por tres y el protagonista.
Será mi interés exclusivamente el ofrecer la versión del protagonista, y nunca rebatir hechos totalmente constatados, pero que las formas pudieran ofrecer una visión que no corresponde plenamente con la del protagonista. Por consiguiente, mi decisión de transcribir públicamente mi vida política, circunscrita por entero al tramo de los 20 años, no es la de rebatir el fondo, que bien trabajado está por los tres historiadores que lo han transcrito, sino ofrecer una visión personal como protagonista de esos hechos que más de treinta años después, ¡quién lo iba a decir!, me han permitido entrar en la Historia, gracias a la generosidad de doctos en la materia a los que siempre estaré entrañable e infinitamente agradecido.