Por: DR JOSE MARIA MANUEL GARCIA-OSUNA y RODRIGUEZ
-ILTMO. DR. DON JOSÉ MARÍA MANUEL GARCÍA-OSUNA Y RODRÍGUEZ–
Historiador-Diplomado en Estudios Avanzados de Historia Antigua y Medieval y Médico-Familia de Atención Primaria.
Académico-Correspondiente de la Real Academia de Medicina de Asturias (año-2013). RAMPA. IDE.
Cofrade de Número de la Imperial Cofradía de Alfonso VII el Emperador de León y el Pendón de Baeza. (Creación año-1147)
Socio de Número de la Asociación Española de Médicos Escritores y Artistas. ASEMEYA.
-Socio de Número de la Asociación de Hispanistas del BeNeLux.
Historiador de HISTORIA-16.
Académico-Correspondiente del Instituto de Estudios Históricos Bances y Valdés.
-EMPERATRIZ ISABEL DE AUSTRIA-
I.-RESUMEN-
Dentro de los acercamientos históricos que tengo el honor y placer de publicar en la estupenda publicación de la Gaceta de Almería, hoy me voy a acercar a uno de los personajes más controvertidos de la Historia, compendio de una tragedia personal y del mundo que le rodeaba. La caída de aquel sistema socio-político de vida se denominó como “LA CAÍDA DE LAS ÁGUILAS IMPERIALES”; es decir de Rusia, de Prusia y de Austria; acompañado todo ello por la Primera Gran Guerra entre 1914 y 1918, con aquel prólogo premonitorio que fue el hundimiento del Titanic en 1912, y la primigenia Guerra Franco-Prusiana (19 de julio de 1870 y 10 de mayo de 1871) entre el Canciller de Hierro de Prusia Otto von Bismarck (Schönhausen, 1 de abril de 1815-Friedichsruh, 30 de julio de 1898) y el Emperador de Francia Napoleón III Bonaparte (París, 20 de abril de 1808-Londres, 9 de enero de 1873).
-EMPERADOR FRANCISCO JOSÉ I DE AUSTRIA-
II.-SU FAMILIA-
Isabel-Elisabeth de Austria (ELISABET VON ÖSTERREICH) y de Baviera [Elisabeth Amelie Eugenie Herzogin in Bayern. Munich-München. 24 de diciembre de 1837-Ginebra. 10 de septiembre de 1898]. FUE: Emperatriz de Austria (1854-1898). Reina de Hungría (1867-1898).
Fue la consorte imperial del Emperador de Austria y Rey de Hungría, Francisco José I de Habsburgo [Franz Joseph. Schönbrunn-Viena, 18 de agosto de 1830-Schönbrunn-EMPERADOR DE AUSTRIA, REY DE HUNGRÍA, REY DE BOHEMIA, etc., desde el 2 de diciembre de 1848, hasta Viena, 28 de noviembre de 1916].
Tuvieron varios hijos:
1ª) SOFÍA FEDERICA DE AUSTRIA (Sophie Friederike Dorothea Maria Josepha. Laxenburg, 5 de marzo de 1855-Budapest, 29 de mayo de 1857. Por una gastroenteritis bacteriana, con diarrea y fiebre muy importantes, acompañada la patología de deshidratación y convulsiones hipertérmicas). Su madre llevó el resto de su vida un brazalete con la imagen de su hija muerta, y mantuvo en su habitación un retrato de la niña imperial.
-EMPERATRIZ “SISSI” DE AUSTRIA Y REINA DE HUNGRÍA-
A partir de este momento Sissi fue apartada de la crianza de sus hijos, que pasaron a estar bajo la férula de su abuela Sofía de Baviera, la suegra de Sissi, ya que aquella consideraba que esta era muy joven para poder y saber criar a sus hijos:
«Ella alejó a mis hijos de mí enseguida. Solo me estaba permitido verlos cuando Sofía daba su consentimiento. Ella siempre estaba presente cuando iba a visitar a los niños. Con el tiempo, solo pude ceder ante ella y solo rara vez pude acercarme a ellos» (R. Hotbauer. “Empress Elisabeth of Austria”. 1998, p. 30.).
2ª) GISELA LUISA MARIA DE AUSTRIA (Viena, 12 de julio de 1856- Munich, 27 de julio de 1932). Se matrimonió con el príncipe bávaro Leopoldo Maximiliano José María Arnulfo (Múnich, 9 de febrero de 1846-Múnich, 28 de septiembre de 1930), quien sería mariscal de campo-Generalfeldmarschall de las tropas alemanas y austro-húngaras en el Frente Oriental de la Primera Guerra Mundial (1914-1918). Tuvieron cuatro hijos: 1º) Isabel María de Baviera (Múnich, 8 de enero de 1874-Gresten, 4 de marzo de 1957); 2º) Augusta Maria de Baviera (1875-1964), Archiduquesa de Austria y Palatina de Hungría; 3º) Jorge de Baviera (Múnich, 2 de abril de 1880-Roma, 31 de mayo de 1943); y 4º) Conrado de Baviera (Múnich, 22 de noviembre de 1883-Hinterstein, 6 de septiembre de 1969). Gisela participó, en el año 1919, en las elecciones para la Asamblea Nacional de Weimar, donde consiguió que votasen, por primera vez, las mujeres mayores de 20 años.
3º) ARCHIDUQUE RODOLFO DE AUSTRIA (Rudolf von Österreich-Ungarn. Laxenburg, 21 de agosto de 1858-Mayerling, 30 de enero de 1889). En la madrugada de dicha fecha fue hallado muerto, junto a su amante la baronesa de Vetsera, tras haberse suicidado en el pabellón de caza. Pero, hoy se sabe que lo asesinaron; ya que Rodolfo que era diestro se disparó con su mano derecha en la sien izquierda.
-EMPERADOR FRANCISCO JOSÉ I DE AUSTRIA-
El carpintero Frederic Wolf dijo que cuando su padre fue llamado:
«…Para poner orden en el pabellón de caza dos días después del drama; la habitación parecía el escenario de una auténtica batalla campal; muebles rotos, impactos de bala, huellas de sangre por todas partes, destacando que tuvo que cambiar hasta el suelo de madera».
La mano derecha de Rodolfo apareció cercenado de un sablazo, y se disimuló con un guante relleno de gutapercha.
El Sumo Pontífice León XIII (Cardenal Gioacchino Vicenzo Raffaele Luigi Pecci. Carpineto Romano, 2 de marzo de 1810- 256º papa católico, desde 1878-Roma, 20 de julio de 1903) autorizó la inhumación en sagrado, cuando Francisco José I le mencionó que su hijo había sido asesinado por motivos políticos, y no por suicidio como se había dicho a priori.
El 11 de marzo de 1983, la otrora emperatriz Zita de Borbón-Parma (Camaiore, 9 de mayo de 1892-Emperatriz-Consorte de Austria-Hungría desde 1916-1918. Murió en Zizers, 14 de marzo de 1989. Esposa del emperador Carlos I de Austria), en una entrevista concedida al Kronen Zeitung de Viena declararía:
«Se han escrito muchas leyendas. Lo que se ha contado se limita a sospechas e hipótesis. La verdad es que el archiduque Rodolfo fue asesinado y este asesinato fue político. En nuestra familia, siempre hemos sabido la verdad, pero Francisco José hizo jurar a todos los que estaban al corriente del crimen que nunca dirían nada ».
-ARCHIDUQUESA SOFÍA FEDERICA DE AUSTRIA-
En el mismo diario durante una conversación mantenida con el historiador austriaco Eric Feigl, afirmó, de forma taxativa y sin ambages, que el inductor del magnicidio sería el médico y director del periódico francés La Justice, y luego primer ministro y jefe de gobierno francés durante la Tercera República (1870-1940), Georges Benjamin Clemenceau (Mouilleron-en-Pareds, 28 de septiembre de 1841-París, 24 de noviembre de 1929), quien odiaba a los Habsburgo, ya que Rodolfo se había negado a llegar a algún tipo de alianza con Francia, y no con Prusia-Alemania. Habría manifestado a Cornelius Herz (1845-1898) que, “ODIO A MUERTEA LOS PRÍNCIPES”.
El archiduque Rodolfo se había casado con la princesa Estefanía de Bélgica (Laeken, 21 de mayo de 1864-Pannonhalma, 23 de agosto de 1945), ambos tendrían una hija llamada Isabel María de Windisch-Grätz.
4ª) María Valeria Matilda Amalia de Habsburgo-Lorena y Wittelsbach (Ofen-Buda, Hungría, 22 de abril de 1868-Viena, 6 de septiembre de 1924). Siempre manifestó una enorme antipatía hacia Hungría, ya que, aunque era la hija favorita de Sissi, esta se empeñaba en hablarle siempre en húngaro. Era llamada ‘la única hija o la niña húngara’ de Sissi, y la emperatriz se empeñaba en hablarle en húngaro. Adoraba a su padre, con el que solo hablaba en alemán, aunque tuvieron problemas cuando murió Sissi, y por causa de la amante de su padre. Era una mujer muy culta, ya que hablaba en italiano, inglés y francés, siendo una admiradora del teatro y de la poesía; solía asistir a las representaciones de ópera en el Burgtheater de Viena. Se casaría con Francisco Salvador de Austria-Toscana (Franz Salvador von Österreich-Toskana. Altmünster, 1866-Viena, 1939). La archiduquesa fallecería de un carcinoma de cérvix uterino.
-ARCHIDUQUESA SOFÍA DE AUSTRIA-
III.-EL AÑO 1898-
Las personas que contemplaban, en esa época, a la emperatriz de Austria se sorprendían de cómo había envejecido aquella mujer, que en ese año ya tenía 61 años. Su psique tan estropeada trataba de regir aquel cuerpo, que ya no la sostenía. La emperatriz, que era una característica ciclotímica, ya no realizaba grandes paseos, como en el pasado, los cuales siempre le habían servido para olvidar el encorsetamiento de la corte imperial de los Habsburgo de Austria, ya que ahora su caminar era lento, pausado y cansino, muy alejado del otrora elástico de deportista, y majestuoso de emperatriz.
Solía descansar su cuerpo y su espíritu en los balnearios más conspicuos del momento, tales como Kissingen, Gastein, Carlsbad y Nauheim, en ellos solo se dedicaba a comprar múltiples y variopintos juguetes para sus numerosos nietos. Su ánimo desde la muerte por suicidio o por asesinato de su hijo, el archiduque Rodolfo, formaba parte ya de un global y complejo síndrome ansioso-depresivo patognomónico.
En este momento histórico, la pareja imperial decide reunirse en el balneario de Bach Ischl, ciudad situada a orillas del río Traun, en la región de Salzkammergut en la Alta Austria, durante dos semanas; les acompaña su benjamina María Valeria; la frialdad de la emperatriz hacia su regio esposo ya era proverbial.
-FOTOGRAFÍA DE LA FAMILIA IMPERIAL DE AUSTRIA-
«Elisabeth estaba ‘tan deprimida como siempre’, y la hija criticó ‘los efectos de melancolía de la vida cortesana, este permanente aislamiento de todas las circunstancias normales, al que cada vez hay que acostumbrarse de nuevo aunque uno haya crecido con él. ¿Cómo debe ser la vida cotidiana de papá, si considera esto agradable o divertido?’» (“SISI, EMPERATRIZ CONTRA SU VOLUNTAD”. Brigitte Hamann. Juventud, 1998. Pág. 458).
La emperatriz se dirigió, entonces, en dirección a la ciudad alemana de Bad Nauheim, situada en el distrito de Wetteraukreis, en el land de Hesse; sus manantiales salinos eran proverbiales para el tratamiento de enfermedades neurológicas y cardiovasculares. No obstante, su hija María Valeria no la acompañará, ya que se quedará con el emperador algunas semanas más; aunque su querencia afectiva iba en la dirección de su madre. Este hecho, de no haberla acompañado, le produciría constantes y grandes remordimientos.
«“Me entristece el hecho (pero no lo puedo remediar) de que permanecer junto a papá me resulte una obligación, como si se tratase de la persona más extraña”. Comprendía perfectamente que la hipersensible Elisabeth no resistiera estar largo tiempo junto al marido, pero seguía echando la culpa del problema familiar a la suegra de su madre, la archiduquesa Sofía: “Nunca me había parecido tan rancia como hoy la vida cortesana…, porque interviene de manera inhibidora en los más íntimos asuntos familiares y hace que todo se convierta en una indescriptible obligación, en vez de permitir una alegría espontánea. Si es el resultado del sistema de la abuela Sofía, puede que le toque pagarlo con un amargo purgatorio, porque es esta horrible vida cortesana la que privó a papá de la capacidad de tratarse de modo sencillo y natural con las personas”» (“SISI, EMPERATRIZ CONTRA SU VOLUNTAD”. Brigitte Hamann. Juventud, 1998. Pág. 458).
-ARCHIDUQUE RODOLFO DE AUSTRIA-
La emperatriz escribió, entonces, a su hija María Valeria, a finales del mes de julio que: “Me siento triste y de mal humor, y mi familia puede alegrarse de estar lejos de mí. Tengo la impresión de que ya nunca volveré a reponerme” (“SISI, EMPERATRIZ CONTRA SU VOLUNTAD”. Brigitte Hamann. Juventud, 1998. Pág. 458).
«Desde Nauheim, la emperatriz viajó a Suiza. Comentario de Valeria: “Todo el verano se había sentido irresistiblemente atraída por Suiza, deseaba disfrutar aún de sus queridas montañas, del calor y del sol, y así pudo hacerlo, con la sensación, además, de que su salud había mejorado”. Elisabeth amaba el lago Leman: “Tiene totalmente el color del mar; es igual”. Y entre las ciudades suizas prefería, desde luego, a Ginebra: “Es donde más a gusto me siento, porque me mezclo como quiero entre los cosmopolitas: eso proporciona una ilusión de la verdadera condición de los seres”, le dijo una vez a Christomanos, que anotaba con afán –y legó con ello a la posteridad–cada una de sus frases» (“SISI, EMPERATRIZ CONTRA SU VOLUNTAD”. Brigitte Hamann. Juventud, 1998. Pág. 459).
La emperatriz de Austria tenía una gran predilección por las montañas alpinas helvéticas. Hasta tal punto es así el hecho que Sissi de Habsburgo dejaría, como depósito en los bancos suizos, una cuantiosa cantidad de dinero, y gran parte de sus poemarios personales. Curiosamente, Sissi, había escrito un número importante de poesías, en las que censuraba el amplio derecho de asilo que se estaba concediendo a los anarquistas, en la patria de Wilhelm Tell.
-ARCHIDUQUES RODOLFO Y ESTEFANÍA-
No obstante, se colige que la emperatriz Sissi ya no amaba la vida, y deseaba, quizás fervientemente, que le llegase la muerte, pero que fuese lo menos dolorosa posible. Isabel de Habsburgo ya no temía a los anarquistas, hasta tal punto que sentía una extraña y críptica atracción por correr riesgos inesperados. Su hastío de la vida era enorme, y no aceptaba, taxativamente, ningún tipo de protección, de la que le ofrecía la más que eficaz policía helvética. Sissi se solía hospedar en un albergue llamado Ferritet, que se encontraba en los aledaños de la ciudad de Montreux; sería allí donde pensaba estar descansando durante cuatro semanas, y tratando de curarse de su atávica melancolía.
«El día 9 de septiembre de 1898 emprendió desde allí, con la condesa de Sztàray, una excursión a Pregny, con objeto de visitar a la baronesa Julia de Rothschild, esposa de Adolfo Rothschild, de París, y hermana de los Rothschild de Viena, Natana y Alberto. (Sin embargo, no podía hablarse de una verdadera amistad con Julia. Lo que sucedía era que la hermana de Elisabeth, la ex reina María de Nápoles, sufragaba sus elevados gastos con dinero de los Rothschild, honrando, en cambio, a los advenedizos de la sociedad con su real presencia. La visita de Elisabeth a Pregny, la primera que efectuaba desde hacía decenios, era, pues, un servicio que prestaba a su hermana.) Las tres damas tomaron un ‘dejeuner’, dieron un paseo por el espléndido y viejo parque, admiraron el cultivo de orquídeas y mantuvieron una viva e interesante conversación en lengua francesa. La condesa de Sztàray confirmó más tarde que Elisabeth había disfrutado con aquella visita» (“SISI, EMPERATRIZ CONTRA SU VOLUNTAD”. Brigitte Hamann. Juventud, 1998. Págs. 459-460).
–ACTO DEL MAGNICIDIO SOBRE SISSI-
Sissi solía viajar de incógnito, utilizando la nómina inventada de condesa de Hohenembs, ya que era más que necesario evitar el escándalo periodístico y público que hubiera supuesto, en ese momento histórico, que la emperatriz católica de Austria visitase a su noble amiga judía de la familia de los Rothschild, cuando además las manifestaciones antijudías eran constantes en Europa, por causa del proceso contra el capitán francés Alfred Dreyfus (Mulhouse, 9 de octubre de 1859-París, 12 de julio de 1935), acusado falsamente en París de Alta Traición y exonerado en 1906, y al que había defendido, sin ambages, el periodista y escritor Emilio Zola (Émile Édouard Charles Antoine Zola. París, 2 de abril de 1840-París, 29 de septiembre de 1902) en el diario L’Aurore, 13 de enero de 1898: ‘J’accuse…’. Elisabeth de Austria solo estuvo tres horas con su amiga; para, a continuación, dirigirse hasta Ginebra, donde pernoctó, y ya al día siguiente estaba en Montreux.
En Ginebra, en la Suiza francófona, la patria de Jean-Jacques Rousseau, adquirió una gran cantidad de dulces, en su confitería favorita, y asimismo compró diversos juguetes para sus nietos, y luego se retiró a sus habitaciones para poder descansar, muy temprano y como era habitual en ella. Aunque en el hotel se registraría con su habitual nombre falso, al director del establecimiento no se le pudo engañar. Inesperadamente, y de forma misteriosa, el diario de Ginebra se enteró y publicó la noticia de que Sissi se encontraba en la ciudad, y alojada en el Hotel Beau Rivage. Ya está el ‘objetivo imperial’ presto para ser asesinado por su depredador anarquista, y donde este criminal deseaba tenerlo.
A posteriori, el asesino anarquista Luigi Lucheni (París, 22 de abril de 1873-Ginebra, 19 de octubre de 1910) declararía sin reparos que Isabel de Austria era: “Un miembro de la ralea de asesinos de testas coronadas. Estoy preparado para una gran hazaña”. Asimismo se jactaría de haber eliminado a un personaje, que por estar socialmente tan alto, era inmensamente feliz; de este aserto le sacaría la policía al comentarle sobre lo desdichada que era la emperatriz de Austria y reina de Hungría. Escribiría un libro en la cárcel titulado: “ICH BEREUE NICHTS!: die Aufzeichnungen des Sisi-Mörders”.
IV.-EL MAGNICIDIO SE LLEVA A EFECTO-
El asesinato de la emperatriz se realizaría por mediación de un estilete afilado profusamente, y con la punta en forma triangular. Pero, la primera víctima en la que había pensado Lucheni le esquivaría, con ayuda del azar, ya que el pretendiente al trono de Francia, Enrique de Orleans (Ham, Londres, 16 de octubre de 1867-Ciudad Ho Chi Minh/Saigón, 9 de agosto de 1901), no acudiría ese año de 1898, a pasar sus vacaciones invernales en Ginebra. Entonces, el anarquista fijó sus deseos criminales de hacer sangre, en el rey de Italia Humberto I de Saboya (Turín, Piamonte-Italia, 14 de marzo de 1844-REY DE ITALIA entre 1878 y Monza, Lombardía-Italia, 29 de julio de 1900. Asesinado por el anarquista Gaetano Bresci); pero sus escasos medios económicos no le permitían viajar al italiano reino de los Saboya.
El ya citado periódico ginebrino, con su atrevimiento, le puso a tiro la solución a sus deseos asesinos, hasta ese momento, insatisfechos.
«Por tanto, la noticia publicada por el periódico le vino de perlas. Acababa de encontrar a su víctima. Porque Elisabeth cumplía el principal requisito para ser asesinada por Lucheni: era aristócrata (Lucheni aborrecía a todos los aristócratas) y, por su categoría, su muerte constituiría una sensación. El anarquista, de veinticinco años de edad, acechó a la víctima y observó el ir y venir que había delante del hotel el 10 de septiembre. En la manga llevaba escondido el fino estilete triangular. A las 13.40, la emperatriz iba a regresar a Montreux en el vapor de línea. El criado ya la había precedido con el equipaje, siempre vigilado por Lucheni» (“SISI, EMPERATRIZ CONTRA SU VOLUNTAD”. Brigitte Hamann. Juventud, 1998. Págs. 460-461).
En ese momento, Lucheni sufre una importante subida de adrenalina, cuando observa como sale la emperatriz del hotel, está acompañada por su dama de honor, que es la condesa Irma de Sztàray (Staré, Eslovaquia, 10 de julio de 1863-Sobrance, Eslovaquia, 3 de septiembre de 1940. Escribiría el libro: “AUS DENLETZTEN JAHREN DER KAISERIN ELISABETH”, 1909); y, como era de rigor, por su habitual estado anímico, y de llevar un luto perpetuo tras la muerte de su hijo el archiduque Rodolfo, iba vestida de negro; llevaba un abanico en la mano derecha, y una sombrilla que sujetaba con la mano izquierda, por medio de la cual trataba de protegerse de los molestos rayos del Sol, para que no le ajaran su cutis de porcelana.
-EL ASESINO-ANARQUISTA LOUIS LUCHENI-
En suma, en estas condiciones se encaminó, parsimoniosamente, hacia el embarcadero, el cual se encontraba a unos pocos cientos de metros del hotel. El depredador y asesino anarquista, ya flagrante, la estaba esperando nerviosamente, ¡allí estaba su objetivo!
V.-EL ACTO DEL ASESINATO SENSU STRICTO–
Cuando las dos mujeres llegaron a su altura, Lucheni se abalanzó sobre la emperatriz, le quitó, con violencia, la sombrilla de la cara, para cerciorarse de que esa mujer era, ciertamente, la emperatriz de Austria, y le clavó en el costado izquierdo, de forma alevosa, el estilete hasta la empuñadura.
A priori ya se había informado, fehacientemente, y utilizando un manual de Anatomía, de donde se hallaba en el Torax, el Corazón, y concretamente el Ventrículo Izquierdo, a la altura del 5º espacio intercostal izquierdo. El golpe realizado fue un acierto pleno.
Sissi se cayó de espaldas, aunque su larguísima cabellera, que entonces llevaba recogida, pudo amortiguar algo el golpetazo. Unos cuantos transeúntes varones persiguieron al sujeto y consiguieron aprehenderlo, aunque opuso bastante resistencia, así sería conducido a la comisaría de policía más próxima.
La emperatriz Elisabeth de Austria se repuso de inmediato, de la agresión traumática, se levantó del suelo con agilidad, y dio las gracias en varios idiomas (alemán, francés e inglés) a las diversas personas que le habían ayudado a levantarse. Uno de los hombres se encargó de limpiarle el polvo del vestido.
VI.-EL COLAPSO MORTAL DE LA EMPERATRIZ DE AUSTRIA-
Entonces,el conserje del hotel acudió presuroso, para proponer a las dos señoras que regresaran al hotel para descansar. Sissi se negó cortésmente, ya que deseaba embarcar.
«Con paso rápido, porque faltaba poco para la salida, se dirigieron hacia el vapor. Elisabeth preguntó en húngaro a la condesa de Sztàray: -¿Qué quería ese hombre? -¿Quién? ¿El conserje?- respondió la condesa. -¡No, el otro! ¡Esa persona tan horrible! –Lo ignoro majestad, pero sin duda es un tipo de cuidado. -¡A lo mejor intentaba robarme el reloj! –comentó la emperatriz» (“SISI, EMPERATRIZ CONTRA SU VOLUNTAD”. Brigitte Hamann. Juventud, 1998. Págs. 461).
A continuación, las dos mujeres, cogidas ya del brazo, caminaron unos cien metros hasta el embarcadero, donde se encontraba el barco; el cual levó anclas. En ese preciso momento, la emperatriz Isabel de Austria se desplomó, cayó fulminada al suelo, y de forma sorprendente para todos los que estaban a su lado. Los que se acercaron pensaron, con cierta lógica, en un desvanecimiento o leve síncope vaso-vagal por causa del susto de la agresión sufrida.
En ese momento, un médico, requerido ad hoc, le desabrochó el corsé para tratar de realizarle un masaje cardiaco o una RCP o reanimación cardio-pulmonar; entonces contemplo, con desazón, una muy pequeña mancha roja obscura, y la existencia de un agujero en la blusa de batista que portaba. Por todo lo que antecede, los que estaban tratando de ayudar al facultativo médico comprendieron, con toda claridad, la desgracia del magnicidio que se había producido contra la persona de la emperatriz de Austria.
A continuación se informó al capitán del barco sobre quien era la pasajera agredida, con remos y sillones de terciopelo se improvisaron unas parihuelas como camilla, para poder llevarla al hotel. La llegada del médico del hotel, solo sirvió para la certificación urgente de la muerte de la emperatriz Elisabeth de Austria y reina de Hungría y de Bohemia. La soberana pasó a la presencia de Dios Todopoderoso sin el más mínimo sufrimiento. La sangre salió lentamente hacia el pericardio, y la pericarditis fue paulatina y continua. Incluso, algunos de los espectadores manifestaron que la lesión remedaba a la mordedura de una sanguijuela.
VII.-TODO SOBRE SU ASESINO Y LAS CONSECUENCIAS-
«Mientras tanto, el asesino fue sometido a un primer interrogatorio. Estaba eufórico y lleno de orgullo por su acción, negando tener cómplices: subrayó en todo momento haber actuado solo, y reclamaba para sí la ‘gloria’ de su crimen. Para él, aquel delito constituía el punto culminante de su vida, y dijo desear la pena de muerte. Motivo para tal postura era éste, que repitió varias veces: “Sólo quien trabaja merece comer”» (“SISI, EMPERATRIZ CONTRA SU VOLUNTAD”. Brigitte Hamann. Juventud, 1998. Págs. 462).
-ARCHIDUQUESA MARÍA VALERIA-
Louis Lucheni presentaba una historia de vida de lo más triste, había sido detenido varias veces por vagabundear como maleante. Sería abandonado, en su infancia más precoz, por su madre, que se dedicaba a la prostitución, en el hospicio, luego iría pasando de un asilo de niños incluseros a otro y de una adopción a la siguiente, rodeado de malos tratos continuos, de familia en familia, cada una más triste que la anterior.
Trabajó en la construcción de ferrocarriles de Italia, luego realizó el servicio militar italiano, en el cuerpo de caballería, ahora en el norte de África, esta sería su época más feliz. Entraría como siervo, casi un esclavo, en la casa de un duque italiano, de donde sería despedido al cabo de unos meses, y acusado falsamente de ladrón; luego acabaría trabajando en una laminadora. Realizó diversos viajes por el Imperio de Austria y Hungría, llegando a ciudades como Fiume, Trieste, Budapest y Viena. Pero, sería en Suiza donde se embebería de anarquismo.
Nunca tuvo el más mínimo conocimiento sobre la emperatriz de Austria, a la que no había visto nunca antes del momento del magnicidio, y únicamente la conocía por las noticias periodísticas. La odiaba por ser una cabeza coronada, y estaba seguro de que sería el centro de grandes titulares de prensa, que le harían famoso en la historia presente y futura de Europa. Esa fama la conseguiría en el juicio, ya que su presencia en la sala fue noticia periodística de primera página. Sería condenado a cadena perpetua, y al cabo de once años aherrojado, se suicidaría en su propia celda y con su cinturón; ya era el año 1910, entonces la noticia no fue publicada por ningún periódico.
Por el contrario, la muerte para la emperatriz de Austria le supuso una auténtica liberación, ya que era una mujer sumamente desgraciada, estaba enferma del cuerpo, algo artrósico, y del alma. Verbigracia la archiduquesa María Valeria definiría el estado de ánimo de su madre:
«“Todo sucedió tal como ella siempre había deseado: de prisa, sin dolor ni consultas médicas y sin largos días de angustia para los suyos”. Valeria recordó una frase de su madre: “Y cuando un día muera, enterradme junto al mar”, así como la observación hecha por la difunta a la condesa de Sztàray de que el lago Leman tenía “totalmente el color del mar; es igual”. “Carmen Sylvia”, la reina poetisa amiga de Elisabeth, halló palabras muy aceradas para su inesperado fin al señalar que “sólo para el mundo” había sido horrible, resultando, en cambio, “hermoso, y tranquilo, y grande, en el escenario de su amada y magnífica naturaleza; sin dolor y pacífico… No a todo el mundo le agrada rendir el alma rodeado de numerosos deudos e, incluso en la agonía, tener que soportar una serie de ceremonias. Hay quien quisiera tener una muerte adecuada, de cara al mundo, pero eso no era para Elisabeth. A ella, el mundo no le importaba nada; ni siquiera deseaba significar algo para él en el momento de morir. Quería estar sola y abandonar también sola este mundo por el que tanto había caminado en busca de paz, en su infatigable afán de llegar a algo más elevado y perfecto”» (“SISI, EMPERATRIZ CONTRA SU VOLUNTAD”. Brigitte Hamann. Juventud, 1998. Págs. 463).
VIII.-EL SIGNIFICADO DEL HECHO LUCTUOSO PARA LOS HABSBURGO-
Francisco José I de Austria no se sintió muy afectado, ya que entre la pareja imperial, el amor y la ilusión hacía mucho tiempo que se habían marchitado. Ambos habían puesto mucho de su parte para que el matrimonio funcionase, pero eran de caracteres y sensibilidades muy diferentes, disimiles e incluso antagónicos. La habitual rigidez y encorsetamiento de la corte imperial Habsburgo eran defendidos por Francisco José I; mientras que su esposa tenía un comportamiento de ruptura de la norma, y había recibido, además, una educación mucho más liberal.
Sería María Valeria quien escribiría acerca del encuentro que tuvo con su padre, tras el magnicidio, y al darle la noticia, parece ser que el emperador había llorado:
«“Pero no le vi desconsolado, y pronto se serenó, como cuando ocurrió la desgracia de Rodolfo. Asistimos juntos a la misa dominical, y luego me permitió pasar casi todo ese primer día con él, sentada al lado de su escritorio, mientras él trabajaba normalmente, y leímos juntos las noticias, ya más detalladas, que llegaban de Ginebra, y asimismo le ayudé a recibir las visitas de condolencia de los miembros de la familia”. Y tres días después: “Trabaja sin cesar toda la jornada, decidiendo personalmente todo lo que hay que hacer según el ceremonial acostumbrado”. Por lo visto, el emperador exclamó varias veces:-“¿Cómo se puede asesinar a una mujer que nunca hizo mal a nadie?” Y no hubo quien dudara de la sinceridad de sus palabras cuando le dijo al conde de Paar: -“¡Usted no se imagina como amaba yo a mi esposa!”» (“SISI, EMPERATRIZ CONTRA SU VOLUNTAD”. Brigitte Hamann. Juventud, 1998. Págs. 464).
-BARONESA MARÍA VETSERA-
El 15 de septiembre de 1898, el cadáver de Sissi llegó al Palacio Imperial de Hofburg en Viena, que era la residencia de invierno de los Habsburgo de Austria; el cual contaba con 2600 habitaciones en 18 alas. El funeral tuvo un obvio carácter imperial. En ninguna circunstancia se respetó su postrer deseo de ser enterrada: “Junto al mar; de poder ser en Corfú”. Asimismo, la rígida etiqueta de los Habsburgo tampoco había respetado el deseo del archiduque Rodolfo de ser inhumado en la abadía de Heiligenkreuz (monasterio cisterciense, fundado en 1133), al lado de su amante María Vetsera.
Hubo, como era de esperar, una capilla ardiente en el citado palacio, pero en un féretro cerrado. Como en dicha capilla ardiente se observaba la existencia de un blasón, con la inscripción de: ‘ELISABETH, EMPERATRIZ DE AUSTRIA’, los súbditos húngaros protestaron enérgicamente, ya que consideraban, y estaban en lo cierto, que se debería poner también lo de: ‘REINA DE HUNGRÍA’, por lo que los funcionarios se vieron obligados a mutar el rótulo esa misma tarde; también los checos exigieron que se colocase el título de: ‘REINA DE BOHEMIA’, aunque nunca había sido coronada con ese título en Praga, y así se hizo.
-ALFRED DREYFUSS-
Los asientos de la iglesia de los franciscanos-capuchinos de Viena eran demasiado escasos para todo el ceremonial, que ya era excesivamente complicado. Serán, precisamente, los representantes del Reichstag de Hungría quienes no tuvieron sitio en la ceremonia religiosa, y se llevaron a Budapest el detalle sociopolítico, sumamente ofensivo, de que los vieneses estaban claramente en contra de Hungría. Además, para agravar más la cuestión, en Viena la conmoción y el dolor público fueron mucho menores que lo que se demostró cuando ocurrió el fallecimiento del archiduque Rodolfo de Habsburgo.
El conde-palatino Erich von Kielmannsegg manifestaría, sin ambages, que: ‘Pocas lágrimas fueron derramadas por ella’. Los vieneses se encontraban más próximos al lado del sufrimiento del emperador Francisco José, quien a sus 68 años padecía otra inesperada agresión del destino. Por consiguiente, el 14 de septiembre de 1898 recibió una enorme ola de solidaridad y de afectos, que el emperador correspondió con su agradecimiento titulado en un texto: ‘A MIS PUEBLOS’.
IX.-EL TESTAMENTO DE LA EMPERATRIZ DE AUSTRIA-
La fortuna testamentaria de Sissi era ingente, y hasta para Franz Joseph I fue inesperado su conocimiento; además de las tierras y de los solares que poseía, había conseguido reunir más de diez millones de gulden. Elisabeth invertía todos los años su sueldo completo, mientras que su esposo le abonada todas sus abundantes extravagancias. Sus hijas Gisela y María Valeria recibirían 2/5 partes cada una, y a su nieta Elisabeth-Erzi, la hija de su añorado hijo Rudolf, la 1/5 parte restante, que era inesperadamente grande.
Su hija predilecta, María Valeria, quedó en mejor situación que su hermana, ya que su madre le había entregado en vida, y a priori, un millón de gulden y la Villa Hermes, que estaba valorada o tasada en 185.000 gulden, aunque en la realidad su valor suponía un precio real de varios millones de gulden, se podía vivir en ella y estaba muy cerca de Viena.
La otra hija, Gisela, recibiría el Aquileion, sin muebles y vació, alejado de la capital imperial de Austria, y necesitado de varios arreglos, más que necesarios para hacerlo habitable. Su valor catastral era de 60.000 gulden, aunque la construcción había supuesto más de dos millones de gulden, y solo mantenerlo suponía unos 50.000 gulden al año.
Las joyas de Sissi, las personales, eran valiosísimas, y su colección privada estaba conformada desde regalos hechos por Francisco José, hasta por los mismos provenientes del sultán de Turquía o del sha de Persia; todas ellas valoradas en cuatro o cinco millones de gulden; pero se descubrió que la mayor cantidad de ellas ya las había regalado hacia tiempo; casi no poseía nada personal, por lo que las que eran de su propiedad no superaban el montante de 45 a 50 gulden.
«El Sha de Persia comenzó a observarla cuando visitó Viena, y quedó tan deslumbrado por todo lo que era la emperatriz que, terminadas las reverencias protocolarias, dio una vuelta por detrás de ella. Quería cerciorarse de que Sissi correspondía enteramente a aquella primera impresión. Tras el examen riguroso, pero disimulado, comentó que era realmente tan bella como cuanto le habían dicho, e incluso más. A continuación le hizo otra gran reverencia… Probablemente el hombre ostentaba joyas mucho más esplendorosas que ella, una dama. ¡Pero en verdad ella misma era una joya, y aún así un fruto de la civilización cristiana!» (Dr. Plinio. “Cortes de Olivenza”. 31 de enero de 1989).
-GEORGES CLEMENCEAU, POLÍTICO FRANCÉS-
El Sha o Emperador de Persia mencionado en este texto era Nasereddín Shah Kayar (1848-1896). Mientras que el sultán turco sería Abdülaziz, nacido en 1830, y soberano de los turcos entre 1861 y el 4 de junio de 1876 cuando decidió suicidarse.
«Ni siquiera los preciosos regalos de boda –entre ellos, tres diademas de brillantes- existían ya, así como tampoco el famoso collar de perlas de tres hileras con que el emperador la obsequiara al nacer el príncipe heredero. Todo lo había dado Elisabeth, incluso sus famosas esmeraldas y aquellas estrellas de diamantes que lucía en su cabellera y que hizo tan célebres el cuadro de Winterhalter. La pieza más valiosa de su legado era la Orden de la Cruz Estrellada (estimada en 12.000 gulden), que tuvo que ser retirada, y una diadema de perlas negras, tasada en 4.500 gulden, que por cierto era la única diadema. Las perlas negras habían constituido para la sumamente supersticiosa Elisabeth un símbolo de mala suerte…, y ahora componían el único valor de sus joyas. Salieron también ciento ochenta y cuatro pequeñas piezas –peinetas, adornos de luto, muchos broches baratos, botones, cruces y relojes-. Este cofrecillo de la emperatriz de Austria y reina de Hungría demuestra bien claramente el desprecio de Elisabeth a los valores mundanos y su total renuncia a los lujos» (“SISI, EMPERATRIZ CONTRA SU VOLUNTAD”. Brigitte Hamann. Juventud, 1998. Págs. 466).
Las cartas que se le encontraron a la emperatriz fueron de un número muy limitado. María Valeria escribió: «Las más importante habían sido quemadas por mamá, o bien –como ahora también la última carta de Rodolfo- mandadas destruir» (“SISI, EMPERATRIZ CONTRA SU VOLUNTAD”. Brigitte Hamann. Juventud, 1998. Págs. 466).
La encargada consciente de la epistoloclasia sería la condesa húngara Ida Ferenczy, quien sería la confidente más íntima de la emperatriz. De las misivas que le habría escrito el emperador solo se conservaban algunas de los años 1860, y todas las enviadas a partir de 1891.
La archiduquesa María Valeria se emocionó sobremanera, al conocerlas, ya que el hecho epistolar entre sus padres demostraba que la relación entre la pareja imperial era cuanto menos ciertamente cordial, y en los últimos años ni tan siquiera tenían enfados pasajeros. Todo lo que antecede deja bastante claro que la pareja imperial se llevó bastante mejor a partir de su separación y, sobre todo, desde que la relación amistosa, facilitada, consentida e íntima entre Francisco José y Catalina Schratt fue aceptada, sin la más mínima reserva, motu proprio, por la misma emperatriz.
X.-FRANCISCO JOSÉ I DE AUSTRIA, TRAS LA MUERTE DE SISSI-
Pocos días después del entierro de Sissi, el emperador de Austria reanudó sus paseos por los jardines del palacio de Schönbrunn con la señora Schratt. No obstante, María Valeria le demostraba, a esta mujer, siempre una prístina y evidente antipatía, lo que era público y notorio para la toda la corte imperial. La relación con su hija pequeña nunca sería muy gratificante para el emperador de Habsburgo Francisco José Carlos I, y el ambiente entre ambos sería muy tenso, y una desgracia para la archiduquesa.
«Cada mañana, papá sale de paseo con su amiga, a la que tuve que ver y abrazar en varias ocasiones, aunque no de corazón. Sin embargo (y prescindiendo de quienes la rodean), la tengo por una persona inofensiva y fiel a sí misma. Aún así, pienso con horror en el deseo tantas veces expresado por mamá: que si ella moría, papá debía casarse con la Schratt. Yo prefiero mantener una actitud pasiva. Por respeto a la auténtica amistad que papá tiene con ella, no puedo mostrarme fría, porque sería injusto y cruel amargarle a mi padre este consuelo…, pero tampoco me considero obligada a colaborar» (“SISI, EMPERATRIZ CONTRA SU VOLUNTAD”. Brigitte Hamann. Juventud, 1998. Págs. 467).
-EL COMPOSITOR AUSTRIACO FRANZ JOSEPH HAYDN-
De nuevo la archiduquesa María Valeria: «… no sabemos si hablar de la desgracia o de cosas superficiales, que le distraigan …, pero cuesta encontrar temas de este tipo… Quisiéramos, además, que los niños se comportasen de forma natural, y al mismo tiempo tememos que sus gritos irriten a papá, que tan pronto parece sumido en una apática tristeza como se pone nervioso… ¡Cómo comprendo ahora que el trato con papá deprimiese tanto a mamá! En efecto, es difícil estar con él, ya que nunca conoció lo que es en realidad un cambio de impresiones. Sé, al mismo tiempo, cuán profundos son sus sentimientos, mas para aliviar ese dolor sólo cuento con el método de los tradicionales formalismos» (“SISI, EMPERATRIZ CONTRA SU VOLUNTAD”. Brigitte Hamann. Juventud, 1998. Págs. 467).
Inclusive el conde de Paar, general-ayudante de Francisco José de Austria, desde el círculo imperial de Wallsee, criticaba todo lo relativo a aquella más que complicada y absurda situación familiar, con el drama continuo que rodeaba a aquella desdichada familia imperial:
«“El aburrimiento se hacía insoportable, porque nadie se atrevía a pronunciar palabra, con lo que, en la mesa y durante las veladas, la conversación se atascaba casi por completo”. Incluso para sus nietos era Francisco José la inaccesible majestad, a la que había que temer. Ni siquiera con los suyos tenía la facultad y la necesidad de sostener una conversación sencilla y familiar» (“SISI, EMPERATRIZ CONTRA SU VOLUNTAD”. Brigitte Hamann. Juventud, 1998. Págs. 467).
Desde este momento el águila imperial de Austria, o su Majestad Imperial, se iría apagando hasta su muerte, en el devenir de la Primera Guerra Mundial (1914-1918), provocada por el absurdo de las alianzas con el belicismo del Reino de Prusia y de su soberano Guillermo II (Berlín, 27 de enero de 1859-Emperador de Alemania y Rey de Prusia desde el 15 de junio de 1888, hasta su abdicación el 9 de noviembre de 1918. Fallecería en Huis Doorn-Utrecht, 4 de junio de 1841).
-EL COMPOSITOR AUSTRIACO JOHANN STRASUSS, HIJO-
La fecha sería el 21 de noviembre de 1916. Su lema personal era VIRIBUS UNITIS o CON UNIÓN DE FUERZAS. Y todos sus reinos se disgregarían: Emperador de Austria. Rey de Bohemia. Rey de Hungría. De Dalmacia, de Galitzia, de Lodomeria e Iliria. Rey de Croacia y Eslavonia. Rey de Lombardía y de Venecia. Y Presidente de la Confederación alemana.
Le sucedería su sobrino-nieto Carlos I de Austria y IV de Hungría (Persenburg, 17 de agosto de 1887-EMPERADOR DE AUSTRIA y REY DE HUNGRÍA entre 1916 y 1918. Fallecido en Funchal, 1 de abril de 1922).
San Juan Pablo II (Wadowice, 18 de mayo de 1920-Cardenal Karol Jósef Wojtyla-Papa 264º de la Iglesia Católica desde el 16 de octubre de 1978, hasta Ciudad del Vaticano, 2 de abril de 2005) lo beatificaría el 3 de octubre de 2004, siendo su festividad el 21 de octubre. Las causas de su proceso estarían basadas en las constantes tentativas que hizo, en el año 1917, para conseguir la paz, junto con el Sumo Pontífice Benedicto XV (Génova, 21 de noviembre de 1854-Cardenal Giacomo della Chiesa-258º Papa de la Iglesia Católica desde 3 de julio de 1914, hasta Roma, 22 de enero de 1922). Sea como sea, el periódico obrero, Arbeiter Zeitung, lo definiría como ‘EL EMPERADOR DEL PUEBLO’.
Francisco José I de Austria sería considerado, por los contemporáneos que le conocieron, como un perfecto caballero, de educación exquisita, de mentalidad conservadora, inteligente, atractivo y encantador. Su benevolente despotismo paternalista era muy simple, tanto como sencilla era su vida privada.
Su himno compuesto (12 de febrero de 1797) por el genial Franz Joseph Haydn (Rohrau, Austria, 31 de marzo de 1732-Viena, Austria, 31 de mayo de 1809), definido como “el padre de la sinfonía y del cuarteto de cuerda”, indica, de forma prístina que: ¡GOTT ERHALTE FRANZ DEN KAISER!
María Valeria su ‘hija húngara’ sería su preferida, ya que había sido criada por la propia Sissi, que en ninguna circunstancia, en este caso, aceptaría la más mínima injerencia de su suegra y tía, la archiduquesa Sofía (München/Munich, 27 de enero de 1805-Viena, 28 de mayo de 1872), la cual sería definida por el príncipe-canciller Klement von Metternich como ‘el único hombre de la familia imperial’. Además de Francisco José I, sería la madre del desdichado emperador Maximiliano I de México.
-EL PALACIO DE SCHÖNBRUNN-
-XI. LA PERSONALIDAD DE LA EMPERATRIZ ISABEL DE HUNGRÍA-
Se le puede definir, e inclusive encasillar en:
-Belleza Física importante, pero hierática.
-Muy rebelde y reivindicativa, para la época, por el hecho de ser mujer, y el momento histórico narrado.
-Muy culta y demasiado avanzada, intelectualmente hablando para el siglo XIX.
-Adoraba la equitación, y era una muy buena amazona.
-Apreciaba a los animales, y amaba a sus perros, a los cuales los solía pasear por los salones de Schönbrunn.
-Le gustaban mucho los papagayos, y todo tipo de animales exóticos.
-Hablaba alemán, inglés, francés, húngaro y griego. Era, por consiguiente una auténtica intelectual.
-Su peluquera Fanny Angerer/Franziska Feifalik (28 de enero de 1842-14 de julio de 1911)dedicaba dos horas diarias a ocuparse del bello cabello de Sissi, que lavaba, a diario, con una mezcla de huevo y de coñac.
-Se solía alimentar, únicamente, con pescado hervido, frutas variadas y zumo de carne exprimido.
-A partir de los 35 años ya no permitió que la retratasen, y para ello portaba un velo azul, una sombrilla y un abanico de cuero negro para poderse tapar la cara.
-Le gustaba y era una entendida en William Shakespeare, Friedrich Hegel y Heinrich Heine.
-Detestaba, y era una enemiga absoluta del rígido protocolo imperial de Schönbrunn. Este hecho le producía una fobia psicosomática, acompañada de náuseas, vómitos, cefaleas y un síndrome ansioso-depresivo:
«¡Ojalá nunca hubiera dejado el sendero que a la libertad me había de conducir! ¡Ojalá no me hubiese extraviado por las avenidas de la vanidad! Desperté en un calabozo con esposas en las manos. Mi nostalgia crece día a día y tú, libertad, me volviste la espalda. Desperté de una embriaguez que tenía presa mi alma, y maldigo en vano ese momento en que a ti, libertad, te perdí» (Poema de Sissi sobre el palacio y la corte de Schönbrunn).
Sentía una intensa relación amorosa por Hungría y por los húngaros. Paseaba unas ocho largas horas diarias, consiguiendo la extenuación de varias damas de su corte, y al adorar viajar, casi nunca permanecía más de dos semanas en el mismo lugar. Y, aunque estuvo mucho tiempo ausente de Austria, nunca estuvo al margen de los asuntos políticos del Imperio austriaco.
Sus distinciones honoríficas fueron: GRAN MAESTRE DE LA ORDEN DE LA CRUZ ESTRELLADA (Austria); SOBERANA-GRAN MAESTRE DE LA ORDEN DEL AMOR AL PRÓJIMO (Austria y Hungría); SOBERANA-GRAN MAESTRE DE LA ORDEN DE LOS VIRTUOSOS (Austria y Hungría); PROTECTIRA DE LA ORDEN DE ISABEL TERESA (Austria y Hungría); DAMA GRAN CRUZ IMPERIAL DE LA ORDEN DE SAN CARLOS (México); DAMA DE LA ORDEN DE LAS DAMAS NOBLES DE LA REINA MARÍA LUISA (España); ROSA DE ORO DE LA CRISTIANDAD (Ciudad del Vaticano).
El compositor de música culta Johann Strauss sohn-hijo (Neubau, 25 de octubre de 1825-Viena, 3 de junio de 1899) le dedicó su obra Myrten-Kränze Walzer, Op. 154.
En Elche y Alicante, en 1894, en su visita, se nominó a la palmera de los siete brazos del Palmeral con el nombre de ‘Palmera Imperial’.«Eleanore Regina Anglorum; Salus et Vita; Et Regis Regum Rectissimi, Prope est Dies Domini».
-MUSEO DE SISSI EN EL PALACIO DE HOFBURG-
-CURRICULUM VITAE-
Del Instituto de Estudios Zamoranos “Florián de Ocampo”. (CSIC).
Del Ateneo de Valladolid (Creación año-1872).
Del Instituto de Estudios Gerundenses (CSIC).
De la Real Sociedad Arqueológica Tarraconense (CSIC).
Del Círculo Cultural Péndulo de Baza (UNESCO).
Del Centro de Estudios Históricos de Granada y su Reino (CSIC).
Del Centro de Estudios Benaventanos “Ledo del Pozo” (CSIC).
Del Centro de Estudios Fenicios y Púnicos (CSIC).
Del Centro de Estudios Históricos Jerezanos (CSIC).
Del Ateneo Jovellanos (Creación año-1953).
De la Sociedad Española de Estudios Clásicos (CSIC).
De la Asociación Hispania Nostra.
Asesor de la Asociación Cultural Reinos de España (FEAH).
De la Sociedad Española de Estudios Medievales (CSIC).
Del Instituto de Estudios Bercianos (CECEL/CSIC)
Jurado del I Concurso de Trabajos Cortos de Investigación en Historia de la Medicina en Asturias. Colegio de Médicos de Asturias.
Médico Valorador de Discapacidades y Daños Corporales del Colegio de Médicos de Asturias.
220 Trabajos de HISTORIA publicados.
39 Biografías de Músicos de Música Académica publicadas.
110 Conferencias impartidas sobre Historia.
-LIBROS PUBLICADOS-
1.-EL GRAN REY ALFONSO VIII DE CASTILLA, “EL DE LAS NAVAS DE TOLOSA”. Editorial Alderabán/Alfonsípolis. 2012. Cuenca.
2.-BREVE HISTORIA DE FERNANDO “EL CATÓLICO”. Editorial Nowtilus. 2013. Madrid.
3.-EL REY ALFONSO X “EL SABIO” DE LEÓN Y DE CASTILLA. SU VIDA Y SU ÉPOCA. Editorial El Lobo Sapiens/El Forastero. 2017. León.
4.-EL REY ALFONSO VII “EL EMPERADOR” DE LEÓN. Editorial Cultural Norte. 2018. León.
5.-URRACA I DE LEÓN. PRIMERA REINA Y EMPERATRIZ DE EUROPA. Editorial El Lobo Sapiens/El Forastero. 2020. León.
6.-EL REY RAMIRO II “EL GRANDE” DE LEÓN. EL “INVICTO” DE SIMANCAS. Editorial Alderabán/Alfonsípolis. 2021. Cuenca.
7.-LA BATALLA DE LAS NAVAS DE TOLOSA. UN MITO EN LA HISTORIA DE LA RECONQUISTA. Editorial Cultural Norte. 2022. León.