Los astronautas del Discovery podrían hacer una segunda reparación para eliminar algún posible riesgo de desgaste estructural de la nave antes de volver a la Tierra, después de completar con éxito la primera para quitar unas protuberancias del revestimiento térmico del fuselaje.
De momento, no se ha descartado ninguna hipótesis y la decisión se tomará cuando los ingenieros tengan los resultados de las pruebas que realizarán expertos en aerodinámica durante la noche en un túnel de pruebas, explicó Wayne Hale, director adjunto del programa de la nave, en una rueda de prensa en el Centro Espacial Johnson, en Houston.
"El peor escenario sería que ese trozo sobrante del material aislante (…) se desprendiera durante el descenso del transbordador", explicó el responsable de la agencia espacial de EE.UU., la Nasa. El máximo peso que podría soltarse de la nave ha sido calculado en cuatro gramos. Sin embargo, a muchas veces la velocidad del sonido, un objeto así de ligero podría tener un impacto importante, señaló Hayle.
El miércoles, el astronauta estadounidense Stephen Robinson consiguió quitar los dos trozos de junta que sobresalían unos 2,5 cm de la capa aislante en el vientre del Discovery, una inédita misión de reparación en órbita que elimina uno de los factores de inquietud para su regreso a Tierra, previsto para el 8 de agosto. Fue la primera de las operaciones realizadas en órbita desde el principio del programa de transbordadores, en 1981.
Robinson retiró la primera protuberancia a las 14h45 españolas y la segunda, diez minutos más tarde. "Las estoy guardando en mi bolsa", dijo Robinson -acompañado en su salida por el japonés Soichi Noguchi- tras mostrar triunfalmente el material retirado a las cámaras que seguían la operación, que resultó finalmente más fácil de lo previsto. Las protuberancias tuvieron en vilo a la Nasa por el temor de que provocaran un recalentamiento del Discovery durante su reingreso en la atmósfera terrestre, a más de 20.000 km/h.
La cara externa de la nave puede alcanzar temperaturas de hasta 1.370 grados centígrados al atravesar la atmósfera. El vientre del fuselaje debe ser perfectamente liso, para evitar un mayor rozamiento que a su vez provoque un aumento de la temperatura. El calentamiento de la nave Columbia por una fisura en su revestimiento término, causada en el despegue por el desprendimiento de un pedazo de espuma, hizo que estallara durante su reingreso en la atmósfera terrestre, el 1 de febrero de 2003, con sus siete tripulantes a bordo.