Y está vigente treinta y tres años después de morir el último dictador de la Europa Occidental porque los franquistas no han desaparecido y seguirá vigente mientras que los hechos y comportamientos en que se basó no sean encubiertos ni perseguidos. Hechos y comportamientos que caracterizaron al franquismo que continúan manteniendo la vigencia porque en algunos casos se han erigido en bandera del principal partido político en la Oposición, como es el Partido Popular, heredero directo que ha recuperado los ideales del régimen de Franco.
En consecuencia, como vengo sosteniendo cada vez que se me brinda la oportunidad, el franquismo no desparecerá de la sociedad española hasta que la generación que actualmente gobierna la Derecha en España no abandone el timón y sus sucesores no pretendan emular algo que debe estar en la memoria histórica y no coprotagonizar la vida política de nuestro país. Es la Derecha que encarna el Partido Popular la que mantiene las formas, los modos y los comportamientos que utilizó Francisco Franco para sostener su régimen político durante casi cuarenta años y la que pretende mantener subyacentes los ideales, si se puede decir que los tuviera, en que se basó el franquismo.
Casi medio siglo, se dice pronto, dos o tres generaciones humanas, estuvieron alejadas de la vida política del país las fuerzas políticas opuestas al franquismo y que conforman la Izquierda. Estudiosos tiene el franquismo como para hacer yo una incursión, pero sí aseguro, como tantos otros que nos vimos afectados determinantemente por los métodos franquistas, que si Franco no consiguió callarnos dudo mucho que estos dictadorzuelos de poca monta, y emuladores de las dictaduras bananeras, lo consigan. Antes bien, en la España democrática, como ocurre cuando sobreviven y se someten a los sistemas democráticos, cabe esperar verlos habitando las celdas de los indeseables.
Pues bien, la iniciativa del Juez Baltasar Garzón ha alcanzado el punto de partida hacia el reencuentro oficial con los hechos más tristes, luctuosos y penosos de nuestra Historia Contemporánea, tras la escalada de hechos y comportamientos a que nos viene teniendo acostumbrados la Derecha más tétrica que encarna el PP de Mariano Rajoy, una Derecha interesada, materialista y sumida en la incoherencia más absoluta y nada ideologizada ante la que habría que descubrirse por su coherencia y principios basados en el humanismo cristiano. Un camino hacia el reencuentro que venía haciéndose por los hechos y comportamientos de dictadorzuelos bajo la segura y tupida carpa del PP, y que el Auto del Juez Garzón ha venido a complementar tras el muro de contención a esas actitudes la que se ha venido en llamar Ley de Memoria Histórica.
En mi opinión, la mencionada medida con carácter legal se estaba haciendo necesaria ante la postura de los autodenominados populares allá donde gobiernan, no existiendo, por lo que conozco, circunscripción en poder del PP que no tenga fosa con discriminados o perseguidos. Es decir, ha sido fruto de una demanda social generada por los dictadorzuelos bananeros emuladores del Caudillo Franco y que están campando a sus anchas por la España democrática sorteando todo tipo de suertes sin que hasta ahora se haya conseguido ponerlos a buen recaudo. Exaltaciones localistas arropadas con símbolos nacionales y condimentados con una amplia acción propagandística fidedignamente copiada del nazismo se vienen produciendo desde que los españoles expulsaran del Gobierno de España al PP de Aznar-Rajoy. Esos dictadorzuelos bananeros, decía, son los que están conformando un estado de opinión en los españoles de a pie que pareció haber obtenido la respuesta en acciones legales de ámbito nacional, por cuanto sus acciones están atormentando a los ciudadanos y ciudadanas que los están padeciendo.
Y no estaría nada mal que algún gobernante prestara a los españoles el mejor servicio para olvidar el tercer cuarto de siglo del XX derribando El Valle de los Caídos y jubilando a los gobernantes derechistas que pretenden hacerlo mejor que Franco y que están creando sus peculiares monumentos locales para la posterioridad.