¡Quien le iba a decir a La Chupa que iba a pasar de pedir a dar!, de verse en la necesidad de comer pollas en buena situación para conseguir mediante la presión y el chantaje un poco de especie para su sustento a dar alegremente unas migajas con el fin de crearles hábito a cuantos se asoman al coto.
Migajas que sirven para condimentar el cese de algunos polluelos, porque no es lo mismo piolar con el buche lleno que con el buche vacío, y la situación en el coto no está para pegar tiros, ya que el útimo estruendo, por duro que haya sido, ha podido alterar la normal convivencia que, por cierto, no es la primera vez que la ha alterado La Chupa.
Pero el saco de pienso que tiene La Chupa es suficiente para acallar el pioleo de los polluelos, atraerse alguna polluela ávida de subirse al puesto y de divertir a una serie de polluelos y polluelas durante un tiempo y encima hacer saltar a la pollada y a pollos. Así observado, todo parece reducirse al pesebre del que se nutre y nutre La Chupa para las polluelas y los polluelos, pero la percepción dista mucho del acontecer.
La Chupa sabe como nadie organizar situaciones extasiantes a pollas en buena situación, principalmente celebradas estas situaciones tras una batida de insecticida y bajo los efectos del insecticida es cuando hace y deshace, tapa los botones negros azabache, baja la cremallera para descubrirse y sus oscilantes y descontroladas mangas son dejadas al albor de las estrellas.
Y hábil La Chupa en estos menesteres sorprendió la escasa respuesta que obtuvo la celebración con polluelas y polluelas que le pusieron de manifiesto con su general desprecio que no todo el monte es orégano, un modo de decirle que se marche del coto, un piolar en perfecta concordancia con las pollas en buena situación que ha degustado y con la pollada del coto en general, no solo de su coto sino de otros a los que ha accedido, y sigue accediendo, porque no se fía y éste se le ha llegado a quedar pequeño.
Pero La Chupa sigue teniendo el saco con suficiente pienso para acallar pioleos y atraer a algunos buches agradecidos, y, aunque mayoritariamente las polluelas y los polluelos ya no le siguen piolando a su son, siempre queda alguna o alguno con el que distraerse, que pienso en el pico llega a llenar el buche. Así, pues, La Chupa se está dedicando ahora a presumir y a tratar de olvidar la sonora picotada que organizó en su gallinero y que supuso un rotundo y absoluto fracaso que ha traspasado los límites geográficos.
Ahora resta por conocer el pesebre que contiene el pienso, y muy especialmente de las dosis de pienso, porque ya hay algunas pollas en alguna situación que comienzan a piolar y aseveran que estas transacciones son un puro toma y daca, en cuya estipulación del coste es donde puede haber algo que no se corresponde con las normas y el buen hacer en el puesto, y eso puede ser lo que ponga nota musical armónica al pioleo.