En mi opinión tenemos un porcentaje de la ciudadanía que es demasiado egoísta, que “va a lo suyo” y que sólo le preocupa resolver su problema y salvar su trasero.
Igual que ocurre en el hundimiento del Titanic: Todos quieren subirse a los botes (y salvo algunas personas con humanidad) los demás pasajeros les importan muy poco (incluidos niños y mujeres).
A ese alto porcentaje de personas les da igual que se hagan propuestas para mejorar lo que sea, apenas opinan sobre lo que se dice o se publica, no tienen tiempo para ver un vídeo o leer entero un artículo.
No, no ven positivo que se ayude a 10.000… Si ellos no son uno de esos 10.000.
Y son capaces de poner, a la misma altura, a quienes ayudan a pocos y a quienes no ayudan a nadie cegados por su fanatismo político.
Analizando esa manera de pensar y de actuar no me extraña que a la mayoría de políticos se les quiten las ganas de tener más participación, y más contacto con la ciudadanía, en redes sociales como Facebook.
“Intenta convencer a quien pueda cambiar las cosas. No pierdas el tiempo con los fanáticos que no tienen capacidad de cambiar nada”.