Garrucha se ha quedado, un año más, sin la preciada Bandera Azul para sus playas, mientras sus vecinos Mojácar y Vera ostentan el galardón.
La pérdida de la Bandera Azul durante el último mandato del PP fue duramente criticado por la socialista María Antonia López, que actualmente lleva dos años como regidora y perdiendo el ansiado galardón para los garrucheros, las garrucheras, veraneantes y visitantes en un municipio eminentemente turístico y que por consiguiente eleva el valor del preciado galardón, lo que supone la colocación de la que la alcaldesa vino en llamar ‘Capital del Levante’ en una situación de caída libre.
Atrás quedó la situación de Garrucha como Capital del Levante a la que se acudía a degustar el preciado marisco y tapear con pescado a la plancha, tapas de pescado a la plancha que ya no se encuentran en la localidad, cuando en Almería-capital los cuatro bares que existen en El Zapillo/Ciudad Jardín cuentan con una gran demanda social.

Bandera Azul es un galardón anual y un sistema de certificación de la calidad ambiental desarrollado por la FEE desde 1987. Promueve y premia la participación en iniciativas ambientales voluntarias de las autoridades municipales, la población local y visitante y los agentes del sector del turismo. Los criterios para obtener la Bandera Azul se agrupan en cuatro áreas: Calidad de las aguas de baño, Información y educación ambiental, Gestión ambiental y Seguridad, servicios e instalaciones.
La Bandera Azul es concedida por un Jurado Internacional, presidido por la FEE y participación, entre otros, de las Agencias de N.N.U.U. para el Medioambiente y el Turismo, entre las candidaturas seleccionadas por los Jurados Nacionales. En el Jurado para España, presidido por ADEAC, participan las CCAA litorales, la FEMP y los Ministerios, Fundaciones y Universidades implicadas.
En España, los casi 250 municipios y más de 100 puertos deportivos participantes, presentan anualmente unas 800 candidaturas a Bandera Azul, que representan más del 85% de la población litoral local y visitante.
Nos hemos quedado sin dos cosas: sin bandera y sin una explicación. Con ser grave lo primero, lo segundo es peor porque pone de manifiesto una forma de gobernar sin respeto al ciudadano.
Tendremos que aprender a votar.
En muchos pueblos de la costa hay un concejal que tiene como única misión tener las playas en perfecto estado de revista. No sé si en Garrucha existe ésta figura de concejal de playas.
A la vista de éste fracaso, si no existe tal concejal habría que ponerlo.
Y si existe, lógicamente, habría que quitarlo.
Pediría un poco de comprensión para los “compañeros” que detentan el poder en el Ayuntamiento. Están tan volcados en la colaboración con el E.S. (Estado de Susanistán ) que no les queda tiempo de ocuparse de otra cosa. Por las noches llegan a sus casas agotados de tanto conminar a los militantes a que les firmen los avales a su benefactora y atemorizarlos explicando lo que pasará si ganara el malvado Pedro.
Otro año será, éste le volveremos a echar la culpa al Cuki.
Dicen que Tarzan tenía un sastre que presumía de tener a tan conocido personaje como cliente, pero que nunca trabajó para él.
Los Reyes Magos tienen ese rimbombante título que les atribuye la capacidad de producir regalos, pero lo cierto es que trabajan un sólo día al año.
A los gobernantes de Garrucha les debe pasa como a los Reyes Magos y como al sastre de Tarzan, que tienen el cargo, pero trabajar, trabajan poco. De lo contrario, no se entendería que todos los pueblos costeros de Almería, todos, hayan conseguido Bandera Azul, menos Garrucha.